Albino Álvarez, Álvaro Vázquez y Daniela Gleizer participan en charla

México, 25 Sep (Notimex).- La década de los sesenta dio muchos gritos y a 50 años del Movimiento Estudiantil de 1968, nos queda reflexionar y analizar la posición que tenemos al respecto, afirmó el cineasta Albino Álvarez.

“Cinco décadas después estamos indignados por la violación del ejército a la UNAM. El reto sigue siendo qué haremos con los testimonios que hay, que si bien nos conmueven, deberíamos saber qué vamos a hacer con ellos”, añadió.

El director de cine participó hoy en la charla “Escuchar El grito. Archivo, memoria y testimonio”, organizada por la Cátedra Nelson Mandela de Derechos Humanos en las Artes, en colaboración con Arcadia, Filmoteca de la UNAM y la Cátedra Ingmar Bergman en Cine y Teatro.

“Los gritos que se dieron en el 68 eran esperanzadores de que el país fuera otro. Desde entonces, nunca más ha vuelto a existir una conexión tan fuerte entre estudiantes, amas de casa y trabajadores en general. Era un tiempo en el que el vendedor ambulante sabía que sí estaba en la universidad, estaba protegido”, destacó.

El historiador Álvaro Vázquez Mantecón, también participante de la mesa que se llevó a cabo en el auditorio del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), consideró que resta mucho camino por andar en torno al 68.

“Se sabe que el expresidente Gustavo Díaz Ordaz tuvo un diario en el que escribió todo lo que pensaba en esos momentos y lo que sucedía. Me gustaría tener acceso a él para entender la gran memoria de este periodo de la historia”, comentó.

Señaló que cuando surgió el Movimiento Estudiantil, se pensaba que los estudiantes vivían en la colonia Narvarte y usaban suéteres con grecas como los de César Costa, “pero no era así y es momento de reflexionar también qué tan abiertos se estaba a la pluralidad”.

“Hay que poner todo esto en una estructura visible que permita un diálogo entre la sociedad”, apuntó.

La investigadora Daniela Gleizer mencionó, por su parte, que se ha topado con muchos estudiantes que aseguran que 1968 no fue tan significativo como 1999 cuando sucedió la huelga estudiantil de la UNAM.

“Debiera haber muchas memorias del 68 y es papel de los historiadores recuperar todas aquellas que hagan falta. Hemos idealizado mucho los testimonios que hay, pues muchos no sucedieron como los platican, creo que debemos ser críticos frente a ellos”, puntualizó.

 


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