Para proteger de plagio y piratería las creaciones artesanales, sus prendas y técnicas, la diputada Abril Alcalá Padilla (PRD) impulsa un exhorto a las secretarías de Cultura y de Economía, así como a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), para que realicen un diagnóstico de ese patrimonio cultural y establezcan el Registro Colectivo Nacional de Artesanas y Artesanos Mexicanos.

La también secretaria de la Comisión de Cultura y Cinematografía, sostuvo que las prácticas desleales de producción evidencian la falta de una legislación clara que brinde seguridad a los artesanos mexicanos, y mantiene la puerta abierta para que empresas trasnacionales se roben sus diseños y creaciones con fines de lucro.

Destacó la necesidad de resguardar las creaciones de comunidades artesanales a través de un marco jurídico en favor de este sector productivo, para establecer políticas públicas que preserven, protejan y certifiquen nuestras artesanías en sus diseños y técnicas, reconocidas y apreciadas en muchas partes del mundo.

Además, añadió, porque forma parte de un eslabón de la economía nacional, que permite a miles de familias vivir de ellas y se han convertido en parte de la identidad cultural nacional.

La legisladora por Jalisco precisó que para crear y elaborar una prenda de vestir artesanal se invierten más de cincuenta horas de trabajo en los bordados, por lo que se consideran de alta costura, y no se vale que empresas trasnacionales se roben estas creaciones, y dañen el valor económico y de identidad de las comunidades originarias que las realizan.

De los problemas más severos que enfrentan miles de artesanas y artesanos es, sin duda, el plagio y la piratería en el diseño de sus productos, además el daño creativo se refleja el perjuicio económico en los pueblos autóctonos, cuyo génesis provienen de culturas prehispánicas como maya, azteca, tolteca y olmeca, que enfrentan la voraz batalla por sobrevivir.

En la propuesta, remitida a la Comisión de Pueblos Indígenas para dictamen, se destaca la necesidad de brindar protección y certificación a las artesanías nacionales elaboradas con distintas técnicas y cuyas características son únicas en diversas regiones y comunidades del país.

El caso más reciente registrado este año es el de la comunidad de Aguacatenango, Chiapas, quienes denunciaron ser víctimas de plagio por una tienda española de ropa, que imitó el bordado tradicional de sus blusas.

Asimismo, la piratería en que incurrió una firma francesa al presentar como propia una blusa tradicional elaborada por artesanas de Santa Teresa Tlahuitoltepec, Oaxaca, en 2015, la cual inició un juicio para defender los derechos de la prenda y ahora quiere que los artesanos le paguen regalías y, además, tengan prohibido confeccionar y vender sus productos.

La compañía europea pretendía obtener la patente del diseño y comenzar su explotación a nivel global, lo que habría implicado la afectación a seis mil habitantes de esa comunidad, pertenecientes al pueblo mixe de descendencia tolteca, cuya principal actividad económica es la confección y venta de ese tipo de prendas.

Opinó que resultaría grave que la firma europea, además de no darles crédito y acusarlos de plagio, les despoje de su insumo acabando con su medio de subsistencia.

Por ello, se requiere salvaguardar las artesanías, que son piezas únicas creadas por las manos de indígenas que moldean, integran, hornean, tejen y pintan diversos objetos creados con fines culturales, identidad colectiva y sustento económico de muchos pueblos y comunidades productoras a nivel nacional, apuntó.

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