Por Ashlei Espinoza Rodríguez

Juchitán, Oax., 13 Feb (Notimex).- Imposible olvidar esa imagen. Él sentado en su silla de caoba bajo el cobijo del retrato de sus padres. Todos los días, sin falta, se colocaba en su ventana, sereno, orgulloso, amigable. Hoy, el luto invade los alrededores. Óscar Cazorla, activista muxe, fue asesinado.

Esta “intrépida” se ha marchado y las calles de Juchitán lucen sombrías. La alegría de los muxes ha sido silenciada. El activista, empresario y amigo, fue privado de la vida el fin de semana pasado. Su gente y su familia claman justicia. La muerte de Óscar, exigen, no puede quedar impune.

Es imposible no recordarlo. Su figura regordeta ataviada con camisas bordadas de flores del Istmo y sus suntuosos collares y pulseras de filigrana de oro, eran su distintivo. Su cabello crespo y negro, mostraba sus raíces zapotecas.

En Juchitán es absurdo no mencionar a Óscar cuando se habla de los muxes – nombre que se les da a los varones de la región del Istmo que deciden ser mujeres por género (muxhe guna), a los hombres homosexuales (muxhe guiu) y a las mujeres lesbianas (muxhe ngüi)-.

Él fue quien comenzó a hermanar, hace más de 40 años, a esta comunidad conocida mundialmente por la tolerancia a la diversidad sexual que le profieren los juchitecos y sus familias. Las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro fue el colectivo que Óscar creó para unir, respetar y vivir.

La vela (fiesta) de este grupo celebrada cada año en noviembre, y la cual él fundó, será uno de sus legados más recordados. La vela fue, es y seguirá siendo una oda a la magia de este muxe que aunque jamás se vistió de juchiteca, siempre se mostró orgulloso de ser quien era.

“Le llamamos vela a un baile velorio de noche, nuestros ancestros lo hacían y decían vamos al velorio y después ya fue cambiando y se quedó en vela y es una fiesta en honor a un santo o un apellido, en nuestro caso esta celebración nació hace 41 años para festejar a esta comunidad y a nuestro patrono San Vicente”, mencionaba hace poco más de dos años en entrevista para Notimex.

En la fiesta de “las intrépidas” como en la vida diaria, Óscar era amable, noble y sincero, sin tapujos invitaba a la gente a sentarse en su “puesto” durante la celebración y no reparaba en otorgarle a los presentes una cerveza tras otra. Le gustaba disfrutar la vida.

Este fin de semana, todo terminó. En su casa, aquel espacio donde todos los días se sentaba al pie de la ventana, bajo el cobijo de un retrato de su madre vestida de juchiteca y el rostro de su padre, le fue arrebatada la vida trar ser herido con un arma punzocortante.

Quien lo asesinó, no sólo destrozo el corazón de Óscar, también hizo añicos el de la comunidad muxe, su familia y todo aquel que tuvo el gusto de conocerlo.

Óscar se ha ido, y pasear por las calles de Juchitán sin verlo en su ventana, amigable, triunfante y calmo, será algo difícil a lo que acostumbrarse.

El pasado lunes, miembros de Las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro, leyeron en conferencia de prensa una carta que enviaron al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para solicitar una investigación exhaustiva en este caso y otros de violencia que se han suscitado en contra de la comunidad muxe.

Por su parte, la diputada presidenta de la Comisión Permanente de Derechos Humanos en la LXIV, Magaly López Domínguez, pidió a las autoridades atender e investigar el caso de Óscar, de quien, dijo, otorgó a los muxes visibilidad y coadyuvó en la lucha contra la homofobia.


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