México, 26 Abr (Notimex).- Sorprendente, risas, aplausos, interacción, pero sobre todo colmada de emociones que llevaron a los actores a conmoverse hasta las lágrimas, fueron los principales ingredientes que se vivieron hoy en el regreso por otra temporada de éxito de la obra “Por jodidos y hocicones mataron a los actores”.

En el Teatro El Granero Xavier Rojas se pudo saborear esta puesta en escena que pareciera querer rescatar el teatro de carpa, donde tres muertos, al puro estilo de la cultura mexicana, vagan como alma en pena tratando de recordar cuál era su identidad, y finalmente descubren que en vida fueron exitosos cómicos que se ganaban la vida escenificando historias de vergüenza nacional.

Durante poco más de hora y media, los actores César Enríquez, Rodrígo Ostap, Eduardo Pueblo y Luis Montalvo sacan a relucir con humor y picardía temas de actualidad como las conferencias mañaneras del Presidente de la República, las consultas ciudadanas, la Guardia Nacional, el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y hasta los dichos “me canso ganso” y “fifi”.

Mediante una dinámica de interacción con el público, y que la propia estructura del Teatro El Granero así lo permite, en ningún momento se pierde el interés o se cae la obra, los cambios de vestuario se realizan en escena, así como el uso tan variado que los actores dan a los diferentes objetos que utilizan.

Siempre con sus voces muy expresivas, hacen un homenaje a las personas víctimas de la desaparición forzada, aunque dentro de sus personajes expresan su pesar porque en vida “nosotros nunca pudimos brindar por nuestros muertos, un día nos separaron y nunca supimos dónde quedaron sus restos, “y es que así se mata en este país, se siembran cuerpos, se entierran, se esconden. ¿Saben?, por eso estamos penando”.

Hacia el final de “Por jodidos y hocicones mataron a los actores”, Cesar Enríquez se separó un tanto de su personaje e hizo una reflexión: “este es el teatro que nos pertenece, aquí es donde se dice ‘la verdad no peca pero incomoda’”.

Aquí es donde la risa se vuelve un arma que no mata, pero se transforma en un fruto jugoso que nadie nos puede arrancar… Dicen que la política es como el teatro, pero con un reparto deplorable, pero nosotros como pueblo tenemos la mejor compañía teatral, expresó hacia todo el público asistente.

“Estoy seguro que si un día yo desaparezco o me desaparecen, habrá un grupo de pinches necios que se encargaran de la indignación, que no van a permitir que yo no vuelva a decir por mi boca mi nombre”.

Así de mágico es el teatro, transforma el pasado y el futuro lo hace presente, es ficción pero conduce a la verdad; “así de efímero, volátil como nuestras vidas es el teatro”. El teatro nos hace libres, finalizó.


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