Platicó con el director Armando Casas sobre sus experiencias al realizar películas
Por Cristóbal Torres

México, 4 de junio (Notimex).— El director Jorge Fons habló con su homólogo Armando Casas sobre sus inicios en la industria cinematográfica y la experiencia de dirigir sus primeras películas. Mencionó que ha tratado de disfrutar el encierro en lugar de sufrirlo, leyendo libros y viendo las películas que no ha podido ver; además, actualmente está entregado a un guion que lleva tiempo sin poder terminar.

      Lamentó que no haya tantas películas en su filmografía, “me molesta tener esa cosa en contra mía” y consideró que ha sido un proceso donde las obras lo han encontrado a él y no al revés, ya que sus proyectos cinematográficos se dieron de una manera particular. Su debut cinematográfico, El quelite, no quiso dirigirlo en un principio pues era una comedia que le molestaba y tuvo que reescribir el guion por la cantidad de groserías que tenía: “agredía a todo mundo y a todos los elementos del estatus social intentando ser simpática”.

      En la charla del ciclo Jueves de Cine en Casa Buñuel, por Cultura en Directo.UNAM, Armando Casas recordó que Fons tuvo oportunidad de dirigir a Héctor Suárez en su primer protagónico, en el cortometraje La Sorpresa. El cineasta explicó que vio en él mucha enjundia, la suficiente para alcanzar niveles muy altos de expresión. Lo conoció a través de la televisión y vio su trabajo en La muerte de un paletero, de Gabriel Retes, con el cual finalmente se convenció de tenerlo.

      El documentalista también mencionó que Fons perteneció a la primera generación del Centro de Universitario de Estudios Cinematográficos, en una etapa de incredulidad hacia la institución. Fons mencionó que sus clases no eran con cineastas sino con cinéfilos. “Eran pláticas de amor al cine; me di cuenta que uno no iba a salir con las armas suficientes para enfrentar la dirección de un filme”. Su formación técnica ocurrió con el fotógrafo Walter Reuter, a quien le solicitó ser su asistente sin remuneración de por medio.

      Casas resaltó la formación teatral de Jorge Fons para la dirección de actores: “El teatro fue mi gran aliado; sin el teatro yo no podría haber hecho nada”. Recordó que cuando entró al CUEC ya llevaba esa formación que le permitió acercarse con más facilidad a los actores, pues ya conocía varios ejercicios e incluso había dirigido algunas obras y hasta una ópera.

      De Rojo amanecer, Armando Casas remarcó que fue un guion que nadie quería hacer por miedo y terminó siendo realizada casi en la clandestinidad. Fons explicó que su rodaje duró dos semanas y se hicieron dos copias, una se guardó en Los Ángeles, Estados Unidos; la otra se entregó a Gobernación quien censuró fragmentos referentes al ejército. A pesar de la censura, Fons se dijo agradecido de que en Tepito haya sido distribuida la versión íntegra.


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