En el marco del décimo aniversario luctuoso de Carlos Monsiváis, el Fondo de Cultura Económica (FCE) y Educal llevaron a cabo la mesa Carlos Monsiváis y los movimientos sociales, durante la emisión del día de ayer del programa Desde el Fondo, que se transmitió, como cada miércoles, a las 20:00 horas, a través de las redes sociales de esta casa editorial.

 

En la mesa intervinieron Lilia Venegas, investigadora de la División de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia; los periodistas Luis Hernández Navarro y Arturo Cano. Por el FCE participaron Francisco Pérez Arce y Paco Ignacio Taibo II.

Arturo Cano recordó que el vínculo de Monsiváis con las organizaciones sociales provenía de su interés por los movimientos civiles, los cuales le permitían abrir ventanas a las distintas versiones del mundo social. También habló de la estrecha relación que tuvo con el dirigente magisterial Iván García Solís, y se refirió a la obsesión de Monsiváis por corregir una y otra vez sus textos, al grado de detenerse inclusive en la puerta de los periódicos donde colaboraba para continuar emborronando sus originales.

En su oportunidad, Paco Ignacio Taibo II recordó cómo el también ensayista enseñaba una suerte de sociología instantánea, donde a partir de captar un mínimo detalle en una movilización era capaz de extraer una conclusión brillante, y enfatizó que su potencia como cronista era esa capacidad de observación y análisis convertida en reflexión aguda.

A su vez, Luis Hernández Navarro relató que Monsiváis decía en 1989, el año del surgimiento de las coordinadoras de maestros y del movimiento urbano popular, que estábamos ante un México que aún no tenía su crónica: la del desempleo, la frustración, la esperanza enterrada, por lo que enfatizaba la necesidad de un nuevo periodismo que echara mano de todos los recursos para entender el nuevo país que teníamos enfrente. También recordó que Monsiváis nunca utilizaba la primera persona para escribir, aunque echaba mano de sus experiencias personales para ilustrar una situación específica, y añadió que la clave para entender el trabajo del cronista era el marco conceptual en el cual introducía la industria del entretenimiento, la cultura popular y la resistencia ante el autoritarismo.

Por su parte, Francisco Pérez Arce citó la crónica de la manifestación del silencio, del movimiento estudiantil de 1968, donde hay una característica que distingue el trabajo de Monsiváis, que es el empleo del pasado en el presente, la presencia de la historia, pero también el recurso de inventar un personaje al que denomina “él”, para narrar en tercera persona.

Finalmente, Lilia Venegas resaltó cómo Monsiváis se desdoblaba entre quien narraba y quien hacía la crónica misma, para ser parte de ese nosotros presente en los movimientos. Hablar por todos e introducir temas entonces marginales al mundo académico, al tiempo que se volvía entrañable para la gente y personaje irrepetible por su sensibilidad social en el panorama cultural, quizá por tanto estudio, por tanta reflexión y por su memoria privilegiada.

 

Carlos tenía especial cariño por el tema de las mujeres, añadió Venegas, porque siempre estuvo ahí. Basta revisar la revista Fem de hace 40 años para constatar su presencia, donde lo mismo hablaba del machismo que de la profundidad del cambio cultural que el feminismo introducía en las relaciones sociales. También recordó el prólogo de Monsiváis al libro Género, poder y política en el México posrevolucionario, publicado por el FCE, en el cual hace un brillante resumen de la historia de las mujeres en el país.

A una década de su desaparición física, la presencia de Carlos Monsiváis en la vida cultural mantiene su vigencia, por eso el FCE ofrece sus libros con un descuento de 35 por ciento y volúmenes de otras editoriales con rebajas, hasta el 30 de junio, porque el mejor homenaje que se le puede hacer a un autor es leerlo.

 

 

Boletín de prensa


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