“No existe una manera perfecta de reabrir las escuelas durante una pandemia”.

La frase de Robert Spires, profesor de la Universidad de Richmond (Inglaterra) especializado en educación comparada, refleja uno de los mayores dilemas actuales de la pandemia de covid-19: qué tan seguro es el retorno a las clases presenciales.

Según el artículo publicado por Spires a fines de julio en el portal académico The Conversation, “incluso cuando un país tiene a la covid-19 bajo control, no hay forma de garantizar que las escuelas puedan reabrir de manera segura”.

Sin embargo, aclaró, “las políticas y prácticas de los países que han tenido cierto éxito inicial con las escuelas apuntan en la misma dirección“.

Y Uruguay, de acuerdo a su análisis, se encuentra en la dirección correcta.

Somos el primer país de América Latina que retoma la presencialidad y lo estamos haciendo con muchísima responsabilidad, profesionalismo, compromiso y orgullo“, dijo a la prensa Robert Silva, titular de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) de Uruguay, el 29 de junio.

Ese día Uruguay daba por iniciada la cuarta y última fase del retorno a las aulas a nivel primario, secundario y terciario en todo el país.

Un mes después, no se han registrado contagios en los centros educativos y, según Unesco, el país sigue siendo el único de la región en volver a las clases presenciales desde que el coronavirus obligó a suspenderlas.

Entonces, ¿qué pueden aprender los otros países de América Latina de la estrategia de Uruguay al momento de reabrir las escuelas?

Controlar la pandemia

Aplanar la curva de la pandemia, esa frase tan escuchada en lo que va de 2020, es condición sine qua non para avanzar en el regreso a aulas.

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De acuerdo con el informe “Seguimiento del retorno a las clases presenciales en escuelas en Uruguay” que la oficina local de Unicef entregó a BBC Mundo previo a su publicación prevista para agosto, el “rápido control” de la pandemia en el país “facilitó la definición del regreso a las aulas”.

Desde que el nuevo coronavirus llegó al país, el 13 de marzo, hasta el 28 de julio se han registrado 1.218 casos positivos de covid-19 y 35 muertos, según datos del gobierno.

A la misma fecha, la tasa de mortalidad es de 1, una de las más bajas de la región. Para tener una referencia, en sus países vecinos, Argentina y Brasil, dicha tasa es de 6,9 y 41,8 respectivamente.

Periodo previo de virtualidad

En Uruguay las escuelas de todo el país y en todos los niveles cerraron el mismo día en que se detectaron los primeros casos de covid-19.

Pero eso no quiere decir que las clases se suspendieron.

A diferencia del resto de los países de la región, Uruguay tiene un buen desarrollo y uso de plataformas de aprendizajes”, explica a BBC Mundo Marcelo Pérez Alfaro, especialista líder en educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

“El proceso de transformación digital de la educación tuvo un impulso temprano con el Plan Ceibal (2007), que proveyó universalmente dispositivos, plataformas de contenidos y sistemas de gestión de aprendizajes, además de capacitar a docentes en su uso y de promover nuevas prácticas pedagógicas”, continúa.

Por ello, el país enfrentó el cierre de los centros educativos por la pandemia “en mejores condiciones de partida que cualquier otro país de la región”, dice Pérez Alfaro.

Unicef concuerda con el análisis e incluso asegura que el regreso temprano a las aulas uruguayas se basa en este periodo de virtualidad, puesto que permitió “sostener el componente educativo y el vínculo de los estudiantes con los docentes y la comunidad educativa”.

 

 

 

 

FUENTE: Yahoo noticias


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