El pasado fin de semana se había anunciado con bombo y platino la fiesta de Playboy en Mérida, Yucatán. La expectativa se construye a partir de la promesa de trasladar la “Casa de Playboy” a la Hacienda de Chichí Suárez para que los asistentes pudieran convivir con playmates y celebrities relacionadas con tan importante marca internacional.

Sin embargo, el final lo sabemos todos. Por una intervención del Instituto Nacional de Migración la fiesta decayó. La autoridad migratoria, ejecuta un operativo para revisar documentos, detuvo a seis de las chicas extranjeras por carecer de papeles que avalaran su estancia y permiso de trabajo en nuestro país. La fiesta entonces fue un caos y la festividad se vino para abajo. En las redes sociales abundan más los reclamos por la expectativa no alcanzada en cuestión de que no se presentaron las “conejitas” prometidas, además de que fue más que evidente que no se vendieron los boletos ya que la asistencia fue mínima.

Hay quienes dicen que el operativo fue un clásico pitazo. Inicialmente se detuvieron a las chicas por carecer de documentos, trasladas a las oficinas de migración, estropeando la fiesta. Al final se chicas tenían la documentación correcta. El problema es que no la tenían cuando se ejecutó el operativo. Que se encontraban los papeles en el hotel, es decir, no los portaban las chicas en la Hacienda Chichí Suárez.

Por su parte Playboy emitió un comunicado donde se queja de abuso de las autoridades de migración y fundamentan su protesta con los artículos primero y 11 de la constitución. Aducen que los derechos humanos de todos, incluidos los migrantes, están amparados por la Carta Magna y que uno de esos derechos fundamentales es la libertad de tránsito.

Pero partiendo de una pregunta básica y fundamental en cualquier investigación sobre un caso es ¿quién realmente salía beneficiado del operativo que produjo la terminación anticipada de la fiesta? Esto en el caso de aceptar la teoría de que fue un pitazo. No podemos pasar por alto que en Cancún continuo la festejo, pero ahí no se dio operativo y los testimonios gráficos en las redes comparan de forma negativa para Yucatán el éxito de la fiesta de Plaboy.

Vamos a analizar algunos hechos:

  1. El evento de Mérida no fue un éxito en taquilla. Las primeras imágenes demuestran poca afluencia de espectadores.
  2. La detención fue de seis “conejitas”. La promesa era de un centenar de chicas que iban a convivir con los espectadores. La pregunta ¿en dónde estaban las 94 modelos de Plaboy que no fueron afectadas por el operativo?
  3. ¿No es demasiado ingenuo o inocente de los organizadores del evento, que se dicen conocedores de los derechos constitucionales, desconocer que es necesario portar pasaporte, visa y permiso de trabajo de la chicas o chicos extranjeros? Esto es fundamental para cualquier extranjero en cualquier país. Como alguien comentará en las redes sociales, si el hecho fuese en Estados Unidos – por poner un ejemplo – la situación hubiese sido más grave para un supuesto indocumentado.
  4. Se ha criticado la “calidad de las chicas” lamentablemente por la expectativa de imagen, percepción y marca de la revista del conejito y que al final era edecanes locales. Ellas no tienen en ningún momento la culpa de una “inocentada” de los organizadores que permitieron dejar en el hotel la documentación oficial, legal y migratoria de las modelos de marca Plaboy.

Esto abre un nuevo sentido a la especulación. Yucatán está en boca de todos en las redes sociales por este lamentable hecho.

Pero insisto, si aceptamos que esto fue un “pitazo” ¿A quién le convenía el operativo? ¿Se trató de alguien poderoso que por “moralino” bloqueo la fiesta? ¿Algún grupo social de “derecha” tiene la capacidad para sembrar la duda en migración y acabar de esta manera con un evento que sodomizaría las buenas costumbres de Yucatán?

¿Qué hubiese pasado en caso de cancelar por no haber logrado una taquilla mínima? No hay duda del problema para los organizadores por los compromisos con patrocinadores y hasta en la devolución de los boletos.

Pero… con un operativo de la autoridad migratoria ¿no se puede aducir entonces de una causa de fuerza mayor que los eximiría de tal responsabilidad?

Es claro que no estaban todas las chicas prometidas, que no había la asistencia, que la fiesta apuntaba a un fracaso logístico y de programación.

Por lo cual, nos vamos a la pregunta básica ¿A quién la convenía entonces este operativo y el resultado que se obtuvo?

 


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