carnavalmeridaNo es demagogia, no estrategia partidista. Es simplemente tomarle la palabra a Renán Barrera con respecto a la promesa de que iba a ser una administración que rinda cuentas. Por su parte, el PAN de Yucatán ha sido muy crítico contra la “opacidad” e “impunidad” del gobierno del Estado, por lo cual, es momento de que sean congruentes consigo mismos y exijan al Ayuntamiento de Mérida a dar las explicaciones pertinentes sobre lo sucedido en días pasados en Plaza Carnaval.

¿En dónde estaba el parque temático tipo Disney que se prometió sería una gran diferencia en Plaza Carnaval?

¿Se justifica un gasto de un poco más de 2 millones de dólares en una fiesta donde fue evidente que no provocó interés en la ciudadanía?

Más que evidente fue el gran fracaso que en imágenes en redes sociales del pasado viernes, cuando no se tuvo ni el cuidado de asegurarse que los espacios frente a televisión tengan gente. No hay duda, por más que se quiera desestimar las imágenes y fotos tomadas en pleno desfile con gradas y sillas literalmente vacías.

Por ahí hay quien afirma que la campaña en contra del carnaval sirvió para que la gente se interesara y se atreviera a ir. Muy entendible por el morbo. Sin embargo, en otra evidencia más del fracaso de Plaza Carnaval fue el éxodo de meridanos a la playa yucateca, especialmente en Progreso que vivió una jornada dominical carnestolenda como nunca se había visto. Inclusive mayor que cualquier otro domingo o martes comunes de vacaciones de verano.

En el malecón no había prohibiciones para llevar neveras y consumir alimentos y bebidas propias. Así como quien tuvo la completa libertad de elegir el restaurante como fuente de sus alimentos conforme a las posibilidades económicas. No se tenía que pagar por derecho a gradas o sillas. Todo era popular, se hacía lo que quisiera, como se tomaba y consumía al completo gusto de las personas.

No hay duda que para los días domingo y martes si fue gente a Plaza Carnaval. Se dice que para la noche del sábado entraron 92,000 personas, muy por debajo de las 150,000 que históricamente se ha tenido en Paseo de Montejo de forma análoga en años anteriores.

¿Cuáles fueron los errores cometidos?

No existió una consulta ciudadana amplia, sustentada e imparcial que permitiera poner en consideración de la gente lo que mejor le convenía. El cambio obedeció más a un intercambio de favores políticos-económicos entre Renán Barrera y los empresarios organizados. Un capricho que no tuvo una justificación en visión de gobierno.

Se prometió, para justificar un millonario gasto, en un parque temático tipo “Disney” que nadie vio. El desfile fue lo mismo, no hubo creatividad, ni fue diferente, mucho menos espectacular como también se prometió.

La socialización del cambio por medio de publicidad no fue suficiente. El cambio  de la ceremonia de coronación de reyes, de la Plancha a otro parque en poniente, mostró al comité del carnaval improvisado en su organización.

Hay gente que si fue, y salvo pocos que siguen afirmando que todo fue bien, requeté bien, hay también, quienes no les gusto, que reportan la falta de gente, marcada improvisación en la organización de espacios, la carestía de una silla o grada, e inclusive, que hay quienes pagaron la entrada, a lo que nos lleva a cuestionar ¿no que era gratis?

¿De qué sirvió entonces invertir 28 millones de pesos? ¿A dónde realmente fue a parar ese dinero?

Las redes sociales no mienten. Cualquier persona tiene un celular desde donde tomar una foto y enviarla por todo el mundo por esos medios electrónicos. La realidad que nos cuentan las imágenes fue lo suficiente cruda para imponerse a las pocas, que posteriormente y por la necesidad de contrarrestar el daño fueron apareciendo con más gente.

La evidencia de una carta del oficial mayor donde exige y pide a los directores del ayuntamiento a obligar a sus trabajadores a asistir, junto con las familias, a Plaza Carnaval solo demuestra la gran desesperación al momento de hacer cuentas y darse cuenta que todo apuntaba hacia el fracaso.

El Pan de Yucatán debe actuar con congruencia, exigir cuentas al Alcalde Renán Barrera y al Comité del Carnaval, a su secretaria la ex reina de carnaval de Angélica Araujo, Liliana Bolio. Una ex conductora de Sipse que demostró que no supo sacar adelante la prueba de fuego para su jefe actual.

AL CALCE. A propósito de Sipse, en el noticiero de mediodía por la radio el conductor Antonio García nos pudo comprobar lo que muchos ya sabíamos. En su afán de alabar a su entrevistado Renán Barrera como el hombre que se atrevió a tomar una decisión difícil, se confirma que la decisión la asumió el alcalde sin pensar en el costo político y en su partido. Una aseveración que Renán Barrera no contradijo.

Una de las cosas ciertas que hemos visto con las traiciones consumadas del Alcalde contra el PAN, es que ambos van en dos direcciones totalmente diferentes. De hecho, la propagación el lunes de un correo del oficial mayor donde se obliga a los trabajadores a acudir a plaza carnaval para evitar ataques en las redes sociales, no es más que un síntoma de la descomposición política en el seno del ayuntamiento panista. No todos jalan parejos, hombro con hombro, con Renán Barrera.

No olvidemos, que contrario al afán de desterrar todo aquello que suena o huela a Angélica Araujo a Renán Barrera no le importó al nombrar como secretaría técnica del comité del carnaval meridano a Liliana Bolio, la que fuese reina de las fiestas carnestolendas en los tiempo de la ex alcaldesa.

Como se ve… hay dos agendas políticas. Una de ellas, la de Renán Barrera.


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