Con la decisión del “México por el Frente”, la coalición de PAN, PRD y MC, de dejarle la PAN la selección del candidato presidencial, independientemente del “autodedazo” de Ricardo Anaya, se está dejando solo a Andrés Manuel López Obrador como el representante de la izquierda mexicana en el próximo proceso electoral de 2018.

José Antonio Meade, Ricardo Anaya, Margarita Zavala y hasta Jaime Rodríguez “El Bronco” representan el “establishment”, el “status quo” del conservadurismo político, la convención con los intereses económicos empresariales, ajenos a los principios y valores de la justicia social, separados del discurso a favor de los más pobres.

Lo mejor que pudo haber sucedido en el seno del frente era la contienda interna entre Miguel Ángel Mancera y Ricardo Anaya, representantes del PRD y PAN respectivamente. Con esto se daría una fortaleza democrática interna que fortalecería la legitimidad e idoneidad en el ganador.

Si se tuviese más una visión de estadista y no solo como miembro activo de un partido se vería la necesidad, si el caso es impedir que López Obrador logré el triunfo electoral, que la mejor carta era Mancera. Pero Ricardo Anaya no ha demostrado que solo es uno más de lo que buscan el poder por el poder mismo sin importar contravenir las reglas de la decencia democrática.

Pero no se está buscando lo que convendría a México sino la consumación de proyectos personales por encima de lo que México requiere.

Ya Margarita Zavala había advertido y señalado la inconveniencia de que Anaya sea el presidente del PAN y al mismo tiempo un aspirante a la candidatura presidencial. La decisión de la conformación del frente se le debe al mismo Ricardo Anaya, por lo cual queda asentado en la percepción que su probable designación va más allá de un “dedazo”. Anaya se ha impuesto ante la coalición y seguramente lo hará ante su propio partido, el PAN.

Una decisión que fortalece electoralmente a AMLO para dejarlo como único representante de la izquierda. Todo por la obsesión de Anaya de aparecer en la boleta. Lo que tampoco significa que la izquierda del PRD responda en favor de la candidatura del panista.

AMLO está solo para canalizar el rechazo contra al conservadurismo y el estatus quo de la política mexicana. Con los marcados índices de pobreza extrema y el sentimiento antigubernamental López Obrador puede dar la batalla.

La esperanza es que AMLO termine haciendo lo que sabe hacer muy bien como candidato: ir perdiendo puntos en la preferencia hasta perder nuevamente una elección. Ni ha comenzado la contiende electoral y ya cometió el primer error con la propuesta de amnistía a favor de los narcotraficantes y la delincuencia organizada. No será la primera vez que empieza adelante en las encuestas.

 

 


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