El presidente Barack Obama ha reconocido, inclusive después de este
incidente, la valentía del presidente Felipe Calderón, y al mismo
tiempo, refrenda su compromiso de apoyar a nuestro país en esta lucha,
como si nosotros fuésemos los responsables de evitar el tránsito de la
droga hacia el territorio del vecino del norte. Ellos, en la realidad de
los hechos, son los consumidores y los creadores de la demanda.

No cabe duda que la junta de estos días no es más que un pretexto
velado, en aras de salvaguardar los intereses de los ciudadanos
americanos, de intervenir en los asuntos internos de nuestro país. No es
extraño darnos cuenta de ese trasfondo.

Si es que tanta confianza le tienen al país, entonces, no se entiende
el por qué la necesidad de juntarse para discutir un asunto que es
interno. Los americanos no se han distinguido por ser precisamente las
“hermanitas de la caridad”. Por lo que es fácil cuestionarse ¿cuáles van
a ser las exigencias de seguridad que intentaran imponer al Estado
Mexicano? Porque el apoyo no será gratis, seguramente ya tiene un
precio… ¿de cuánto será esta vez?

 


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