No hay ninguna duda que el Alcalde César Bojórquez ha caido en la
desesperación. Solo así se traduce el burdo intento de posicionar su
magna obra "animaya" en el ánimo de los meridanos por lo que hasta
carro alegórico en el desfile de carnaval usa para ese propósito. Con
un faro de luz, que recuerda un conocido centro nocturno en el oriente
de la ciudad precisamente con nombre vinculado al mundo animal, el
zoológico del bicentenario, el Animaya, junto con un grupo de jóvenes
anteceden a muchos otros más de conocidas marcas comerciales.

Al parecer a César solo le importan los animales, y no los
meridanos que sufren del rezago, la discriminación y la indefensión por
el abandono de las autoridades municipales en el sur de la ciudad
.

Pero que esperar de la administración panista que como cada año convierten el Paseo Montejo en la CANTINA MÁS GRANDE DE MÉRIDA,
con la indiscriminada venta de puestos de bebidas alcohólicas. ¿En
dónde queda la oportunidad de disfrutar de un espacio de
entretenimiento familiar?

Posiblemente no sea ilegal la promoción de animaya, pero si queda la
pregunta si es moral o no, ético o no. Mucho más cuando ellos, los
panistas, se llenan la boca de legalidad, justicia, respeto al estado
de derecho y muchos otros conceptos más que en los hechos quedan muy
lejos de representar la realidad.


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