Al igual que
la voracidad del acarreo, la torta y el refresco, el uso indiscriminado con alto
costo social y económico, han provocado que la nueva ley electoral contemple
nuevas medidas para la regularización de los tiempos, frecuencias y espacios
donde estará, según el marco legal vigente, autorizados usar la estrategia del
spot en televisión. Por omisión, voluntaria o involuntaria, no se legisló sobre
el uso de telefonía celular y medios electrónicos como la Internet con el web,
foros de discusión y blogs que estarán libres de cualquier otro mecanismo que no
sea la buena voluntad de los usuarios de éstos.

Esto abre un
panorama muy diferente para las campañas que empieza formalmente con el previo
para elegir a los candidatos. En primera instancia, al no poder llegar
masivamente a los potenciales electores por la poca libertad de controlar los
mensajes en televisión, los candidatos deberán volver a las calles, a la
búsqueda del contacto directo con la ciudadanía. Lo que al final no está mal,
pero en la sui generis praxis política mexicana, no esta lejos que se regresen
al esquema antiguo de los mítines con todo lo que esto ocasiona: acarreo,
dadiva, torta o refresco.

No estaría
mal, si es que no somos conscientes que esos elementos si son capaces de mover
voluntad que decide en los electores. De otro modo, estaríamos dejando que la
desidia ante la incomunicación de proyectos de los candidatos a los electores
sea tan fuerte que fomente como resultado la apatía y la poca participación
ciudadana. Con los reclamos sociales hemos provocado que el esquema anterior
regrese como estrategia de campaña. Una involución cuando deberíamos hoy, con
las nuevas realidades visuales y tecnológicas, hacer leyes de avanzada y
vanguardia ajustadas a consolidar lo ganado, no a retroceder en lo que
seguramente algunos que lo promovieron ahora se rasgaran las
vestiduras.

Además la
omisión de regular espacios electrónicos abre la puerta completa a la
descalificación y la guerra sucia que tanto daña los valores democráticos. Ya lo
vimos y experimentamos en el pasado proceso electoral en Yucatán, donde todos,
aprovechando el anonimato utilizaron medios como la web y correo electrónico
para denostar contra el oponente.

Ya no podemos
dar marcha atrás, las reglas están establecidas y determinan cómo se
configurarán las estrategias de campaña política. Tendremos la oportunidad, en
retrospectiva cuando todo este periodo electoral termine a sentarnos nuevamente
a pensar, criticar y proponer de los errores y abusos que se cometan ahora. Solo
quedará esperar si para entonces, hemos aprendido la lección.

 


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