En el presente sexenio en las redes sociales el enemigo número 1 es el Consorcio Televisa, al cual se le atribuyen la responsabilidad de todos los males políticos, económicos y morales del país. Las reformas estructurales – dicen los detractores del actual sistema político – son caprichos de la televisora de San Ángel, que sin escrúpulos los han impuesto a la administración del presidente Enrique Peña Nieto. Tanto que afirman que la presidencia es un títere de los deseos y proyecto político que es impulsado desde la cúpula de la empresa que encabeza Emilio Azcarraga Jean.

¿En verdad Emilio Azcarraga Jean es tan poderoso para que hoy el sistema político se encuentre sometido a sus pies? Veamos unos datos sumamente interesantes.

Apenas se había realizado el cambio constitucional en materia de telecomunicaciones el recién consejo del Instituto Federal de Telecomunicaciones utilizaron la definición de “empresas preponderantes” para calificar de ese modo a dos; por un lado a Televisa, y también al emporio de telecomunicación encabezado por Carlos Slim. La decisión implicó una serie de medidas para la apertura hacia los competidores y compartir su infraestructura y servicios.

En aquellos días, de quien se hizo mofa y varios “memes” se dirigieron contra de la empresa de San Ángel. Curiosamente en un sentido contrario resultaba interesante que la empresa, a la que se acusa haber impuesto a Peña Nieto, se establecieran una serie de sanciones que afectaban las costumbres monopólicas. El solo anuncio provocó una caída de las acciones de Televisa, con la consecuente pérdida de varios millones de pesos.

Pero ¿alguien se ocupo de Telmex? La empresa del Grupo Carso igualmente sufrió una gran afectación, supuestamente con medidas que le quitarían el liderazgo preponderante en el mercado de la telefonía fija y celular. A pesar de esas medidas restrictivas la empresa sorteó la lucha mediática y no tuvo ninguna pérdida significativa en el valor de sus acciones y cotización en la bolsa de valores mexicana.

Cuando se discutía en días pasados las leyes reglamentarias en materia de telecomunicaciones, en una tarde se dio a conocer por boletín de prensa la desincorporación de algunas áreas de infraestructura pertenecientes de Telmex y Telcel. El objetivo de esa enajenación era asegurarse que no se tuviera acaparado más del 50 por ciento de infraestructura en esos servicios de telecomunicación, para que de este modo, no se caiga en la clasificación de preponderancia en función de las nuevas leyes que aún eran discutidas en el poder legislativo.

Algunos analistas afirmaron de forma inmediata que la Reforma en Telecomunicación había triunfado en el caso de Carlos Slim al desarticular una infraestructura donde él había invertido y desarrollado. Sin embargo basto el día siguiente para que los mercados de valores dieran la sorpresa de un aumento significativo de las acciones de América Móvil. Entonces ¿qué es lo que realmente paso? ¿Quién salió perdiendo?

A mediados de esta semana se da a conocer que Carlos Slim vuelve nuevamente a ocupar el primer lugar en la lista de hombres más ricos establecida por la Revista Forbes. Justo dos días después de se promulgará por la Presidencia de la República las leyes reglamentarias de la Reforma en Telecomunicaciones.

¿Se puede comparar entonces la influencia de Emilio Azcarraga, el primer lugar de críticas en redes sociales por ser supuestamente el hombre más manipulador de México, con lo que ha hecho Carlos Slim?

En una reciente manifestación contra el emporio televisivo de Azcarraga se ha afirmado que estuvo fomentada por Slim. El duelo no es pequeño, mientras que la empresa Cablemas se le permite tener el triplepay – telefonía, internet y televisión – al Grupo Carso se le niega la posibilidad de otorgar el servicio TV de paga.

Sin duda, haciendo a un lado la paranoia contra Televisa, hay más elementos para destacar el ingenio de Slim no solo para los negocios, sino también, para sobrevivir de los embates políticos y legales. Y por qué no, de manipular la realidad y contexto político mismo.

No olvidemos que hace algunos ayeres, aquellos cuando el “Peje” gobernaba en Distrito Federal, Carlos Slim fue uno de los promotores de la restauración del Centro Histórico. Lo que también en su momento Andrés Manuel López Obrador festejó como un éxito de su gobierno. ¿Quedaba para el perredista otorgarle a Carlos Slim el mote de “delincuente de cuello blanco” en los tiempos de su campaña presidencial del 2006?

¿Casualidad o causalidad?

Ya ven que hasta el perredismo hay quienes con los cambios dicen que se sacan “la lotería” y en lo oscurito intentan hacer negocios con información más que privilegiada.

Por lo tanto, ¿no se estarán equivocando algunos en quién es realmente la mano que mece la cuna?


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