Si la intención de pasar el Carnaval de Paseo de Montejo a Xmatkuil era el rescate popular de la fiesta, es más que claro que la modificación ha resultado un fracaso. En las redes sociales no se puede ocultar que hay días, especialmente en las noches carnestolendas, la asistencia al desfile disminuye mucho. El pasado domingo, un canal local que tiene su tarima estuvo transmitiendo en vivo, pero nunca sin abrir la toma para ver al público asistente. Lo que se alcanzaba a visualizar en su transmisión era unos pocos, cuando mucho 10 personas, que se apoyaban en las vallas de contención frente al grupo que estaba tocando.

Ni siquiera el video de la propia patrocinadora del evento se logran enfoques hacia el público. Se centran en los carros alegóricos, un sentido de toma de abajo hacia arriba. En algunos casos se logra percibir en la zona de pública unas cuantas personas que observan el paso del derrotero.

Hoy podrá decir que el frío ocasiona el ausentismo. Pero es más que claro que a pesar del frío el Paseo de Montejo estaba completo, a reventar, especialmente los domingos y viernes que el festejo era al mediodía.

No voy a desestimar el gran beneficio que aporta el cambio en cuanto a la libertad de tránsito que hay en Paseo de Montejo. Hasta cierto punto, los meridanos ya estábamos acostumbrados a las desavenencias que los puestos provocaban en los días previos y durante las fiestas del rey momo.

Hay quienes dicen y sostienen que el cambio era necesario para evitar que el Paseo de Montejo sea una barra libre de cerveza, que por el consumo indiscriminado se fomentaba la inseguridad y los problemas. El argumento es fuerte porque las administraciones panistas habían abusado de los permisos para la venta de cerveza. El patrocinio del carnaval favoreciendo a determinada marca cervecera prioriza esos intereses económicos con la consecuencia de una venta indiscriminada.

Atrás había quedado el sentido familiar de una fiesta que por muchos años resultaba atractiva para la convivencia familiar y social. El panismo en el Ayuntamiento de Mérida vino a acabar con ese sentido del carnaval. Lo llevo a una mínima expresión donde la cerveza era lo más importante y sustancial. Fueron decisiones que lo llevaron a la quiebra y al reclamo justificado de que algo se tenía que hacer.

Lo que pudo haber sido un viraje sustancial de cancelar el subsidio cervecero como patrocinador para buscar otras opciones, se optó seguir el lineamiento de los empresarios para el traslado de la festividad a las instalaciones de Xmatkuil. Hoy Mérida, como ciudad no tiene un carnaval. La tradición ha caído entonces en un formato de fiesta donde se ha perdido el desfile como elemento integrador y fundamental de las fiestas carnestolendas.

Una persona me argumenta ¿si regresará a Paseo de Montejo cómo se evitaría perjudicar al turismo? Considero que ahí hay una gran oportunidad de posicionamiento turística de la festividad como oferta a nivel nacional e internacional. Desde los balcones de los hoteles se congregaban los turistas a disfrutar del desfile, la música y ambiente. Hoy los turistas no van a Plaza Carnaval. Hoy se ha perdido la oportunidad de realmente posicionar nuestra Ciudad entre las grandes que ofertan festividades carnestolendas a los turistas.

Sin duda, Puerto Progreso de Castro ha resultado el más beneficiado. La actual administración pareció entender las ventajas de la inconformidad de cierto sector para captar adeptos y asistencia masiva a su carnaval. Esto ha redundado en mejora económica para los restaurantes y prestadores de servicios en el malecón. Las evidencias fotográficas de los días sábado y domingo de la gente en malecón de Progreso contrastan con las gráficas de Plaza Carnaval en donde hay zonas desiertas en palcos a lo largo del derrotero.

En 2012 se afirmaba la asistencia de 800 mil personas en Paseo de Montejo, mientras que ahora se presume de casi 80 mil para un martes de batalla de las flores. Una cifra muy por debajo de las asistencias record que había en el antiguo carnaval de Mérida.

Lo que es claro es que con el cambio se perdió por completo el valor del derrotero, del desfile que era la esencia del carnaval. Mucha gente asistía solamente a ese momento, y después, se retiraba o se optaba quedarse a disfrutar de las tarimas. Pero eso ha sido un proceso que viene dándose desde tiempo atrás.

AL CALCE. Xavier Abreu compró con una suma millonaria la denominación de Mérida, Capital de la Cultura Americana. Al peor alcalde que he tenido Mérida, Renán Barrera se le hizo comprar títulos Tlatoanis para presumir supuesto buenas prácticas de gobierno. Inclusive la denominación de Ciudad Segura se obtuvo de una asociación certificadora previo pago no trasparentado. Ahora Mauricio Vila vuelve a conseguir la denominación de Mérida, Capital de la Cultura Americana para el año de 2017. ¿Acaso no se puede presumir premios y denominaciones de importancia ganados por méritos propios? ¿Se tiene que estar pagando para presumir que nuestra ciudad y su cultura es grande?


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