En las dos últimas elecciones papales ha rondado en la mentalidad del conocedor de las famosos profecías apocalípticas la figura de un Papa negro, que simbolizaría un signo de que el mundo se encuentra cerca del final. El gran problema es que dichas profecías quedan enmarcadas dentro de la interpretación de la simbología, algo que no puede entenderse desde un sentido netamente gramatical o exegético.

Muchos temían que en la nueva elección resultará electo un cardenal de origen africano, lo que por color de la piel significaría un acercamiento o cumplimiento a lo ya profetizado. El día de ayer, quienes seguían por radio u otros medios no gráficos lo que sucedía se preguntaban cuál era el color de piel del nuevo Sumo Pontífice. Al saber que era, por lo menos, moreno, respiraban tranquilos, con la esperanza de que aún nos faltan algunos años más para el fin de la humanidad.

Pero hay un dato muy interesante que nos podría hacer suponer que si estamos frente a un Papa negro, no por el color de la piel, sino por el hecho de haber sido el elegido un miembro de la Compañia de Jesús, es decir, un jesuita.

La congregación Compañía de Jesús fue creada por Ignacio Loyola en los tiempos de cismas religiosos en el mundo del catolicismo por el surgimiento del protestantismo. Su finalidad era dotar a la Iglesia Católica de una fuerza intelectual que pudiera contrastar con la fuerte argumentación contraria a la doctrina de la fe católica, y al mismo tiempo, con la disciplina militar de guerreros que no le teman a la lucha frente a frente con los opositores al cristianismo.

Como resultado se consolidó una congregación que se le reconoce inteligencia y fuerza. Tanta que significó en diferentes momentos de la historia vivencias tensas entre los jesuitas y la curia vaticana. De hecho, el Prepósito General de la Congregación de Jesús, que es el título de la cabeza de la orden religiosa, ha sido reconocido como el PAPA NEGRO por su gran influencia, a la par del jefe del Vaticano, que en contraparte viste de túnica blanca.

Hoy el Prepósito General recae en la figura de Adolfo Nicolás Pachón, sacerdote español, que mantuvo una sana distancia con Benedicto XVI: “… la distancia es más teórica en la imaginación de algunos; se trata de un coloquio que continúa, porque creo que la teología es siempre diálogo. Lo que es más importante es la búsqueda de la verdad, y la búsqueda de la verdad inspirada en la Palabra de Dios, en la vida de la Iglesia, en la vida de los cristianos. Es en este diálogo donde se pueden encontrar quizás, en algunas cuestiones, las diferencias, pero siempre en la búsqueda común de la verdad”.

papafranciscoHoy se ha hecho historia. Se ha elegido no sólo a un latinoamericano, sino también a un jesuita. No se olvide que los jesuitas fueron desterrados de los territorios españoles americanos en 1767, después de que habían sido expulsados de Portugal (1759), de Francia (1763), y posteriormente se produjo la supresión de la Compañía de Jesús por el Papa (1773, bula Dominus ac Redemptor), aunque sobrevivieron en Rusia y volvieron a autorizarse por Pío VII en 1813.

¿Es acaso una reivindicación histórica a tan importante congregación que ha dado a los mejores teólogos católicos que han fortalecido a la doctrina de la fe cristina?

¿O simplemente estamos viendo un cambio en la historia, una renovación de ciclos – tal y y como los mayas lo habían anunciado en lo que hoy se conoce como profecía 2012?

Solo el tiempo nos conducirá a una respuesta… pero por el momento si duermo tranquilo, porque aunque se tenga un origen histórico para decir que hay un “Papa Negro”, hasta ahora el mundo no se ha acabado.


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