Durante 12 años el PRD fue rehén de los deseos de Andrés Manuel López Obrador. Como figura central durante su período como regente del DF hasta alcanzar la candidatura presidencial en 2006, y posteriormente, en el periodo de la presidencia legítima.

Hoy el PRD y AMLO rompen la alianza que durante todo ese tiempo supeditó los intereses del partido del sol azteca a los deseos del político tabasqueño, dos veces perdedor de un proceso electoral. López Obrador actuó siempre por cuenta propia creando su propia estructura y su agenda, no permitiendo que el PRD se consolide como una fuerza que entre a la negociación política en las actuales circunstancias sociales del país.

Jesús Ortega sintetizó muy bien este paso que se ha dado a favor de la izquierda al afirmar que la salida de AMLO es quitarle la imagen de “esquizofrenia” que le ha endilgado al partido más importante de la izquierda mexicana.

Hoy el PRD tiene la oportunidad de verdaderamente mostrar su capacidad política en la negociación de los intereses que defienden, y muchos de ésos, son necesarios para ser una fuerza política que otorgue viabilidad a la nación. En la democracia todos cuentan, aún con sus diferencias. La sinrazón, la falta de respeto a las instituciones y a la legalidad donde también ellos han participado en su definición, son elementos que no podían seguir caracterizando a la izquierda mexicana. Es por ello que no ha sido posible una verdadera integración en los intereses comunes, ya que se ha reducido al cultivo de la personalidad de Andrés Manuel López Obrador.

Pero el problema es mucho más complejo y con repercusiones para la vida política del país en este nuevo sexenio que será encabezado en la presidencia por Enrique Peña Nieto a partir del próximo 1 de diciembre.

Hoy podremos ver una conformación tripartita en el órgano legislativo, donde se espera, por la separación anunciada, que hoy la izquierda obedezca más a los intereses propios y no los deseos y caprichos de AMLO.

Será interesante para el análisis político lo que resulte de este nuevo escenario donde nadie tiene la mayoría absoluta en los órganos legislativos.

BUENA SEÑAL. Se le ha acusado a Enrique Peña Nieto que con su victoria a la presidencia es un regreso del PRI represor de antaño. Sin embargo, cuando él aún no ha asumido formalmente el mandato sorprende con el anuncio de una iniciativa para aumentar las competencias del Instituto de Información Pública para que se consolide la transparencia y rendición de cuentas. Con esta actitud Peña Nieto calla las voces de quienes pretenden convencer que se dará marcha atrás a las instituciones creadas en los últimos tiempos, sobretodo aquellas que han surgido como parte de la evolución política de la sociedad mexicana. El PRI nunca ha gobernado desde la presidencia con un instituto que le permite el ciudadano conocer los costos y repercusiones de las acciones de gobierno. Eso compremete.

La señal sin duda es positiva. Con el hecho se confirma lo que ha afirmado desde los tiempos de campaña, que el regreso el PRI no es un retroceso hacia el pasado, sino una oportunidad para consolidar la democracia en el país. Es un alivio ver indicios de que se tiene compromiso de cumplir con la palabra empeñada.

AL CALCE. El problema de basura que heredó hoy Ayuntamiento de Mérida encabezado por Renán Barrera fue grave. Sin embargo, desde el primer día el alcalde se comprometió a solucionar de inmediato el rezago. Para ello convocó a todos los servidores públicos para hacer un compromiso en favor de la ciudad y dar el esfuerzo para que pronto se reponga la normalidad en los servicios, como es el caso de la ineficiencia de la recoja de basura.

Pero al parecer los operadores de Servilimpia no se une a ese compromiso y no hacen caso de atender las necesidades de los ciudadanos. En carne propia recibí la NEGATIVA DE LOS OPERADORES DE SERVILIMPIA de llevarse tres bolsas de basura que los vecinos tiraron en la acera de enfrente de mi domicilio cuando existió la ineficiencia en la recoja de la misma. Es fácil darse cuenta que en el oriente de la ciudad NO SE HA LIMPIADO DE BASURA en los camellones ni esquinas, con la consecuente putrefacción de la basura orgánica, la pestilencia y el foco de infecciones a que los ciudadanos se exponen.

Preocupante que no se tenga ni liderazgo, mucho menos, el respeto a la indicación de un jefe. Lo que menos queremos los ciudadanos son autoridades que no tenga la capacidad de “imperio” para hacer valer lo que a la ley les corresponde cumplir.

Señor Renán Barrrera ser alcalde no sólo significa salir “bonito” en las fotos a modo cuando da las instrucciones a sus subordinados. Hay que ver que cumplan, ya que al final, es a usted a quien dejan mal.


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