Ejemplo máximo hoy en día es lo que sucede con el portal WIKILEAKS
fundado por Julian Assange, que la logrado publicar la filtración de más
de 250 mil cables diplomáticos sacados de las redes privadas y de alta
seguridad de los Estados Unidos.
Lo que muchos sospechaban con respecto a las atrocidades de los yanquis
en las invasiones de Irak y Afganisthan hoy son confirmadas, por lo que
sin duda, es una violación al sistema de seguridad en el manejo de
documentos considerados TOP SECRET o confidenciales.

Sería muy ingenuo suponer que esos documentos sólo pertenecieran
al mundo de las películas tipo James Bond. Es muy claro que todos
podemos estar conscientes que el intercambio de información entre
embajadas con los gobiernos es una realidad. No podría existir ni ser
posible el análisis para los decisores en un potencial convenio con otro
país ignorar información vital y trascendental para los fines
específicos que se persiguen.


La novedad es que ahora su existencia es confirmada, y no solo eso,
publicada. Desnudando ese intercambio de información que sólo podría
imaginarse en cualquier mente complotista.


Las autoridades de México, como de todos aquellos países que directa o
indirectamente están siendo afectados, están preocupadas. Se ha dado a
conocer que en poder de WikiLeaks hay más de 2800 documentos
confidenciales que podrían poner en descubierto los secretos de
gobierno, sobretodo los que se refieren a la lucha contra la
delincuencia organizada.


¿Es conveniente que los ciudadanos tengamos conocimiento del contenido de esos documentos?


Indudablemente hay dos visiones al contestar esa pregunta, que dependen de la posición por donde se vea y analice la situación.


Como ciudadano es importante saber lo que sucede en el seno del
gobierno. Las condiciones e implicaciones que tiene esas decisiones para
la misma seguridad y acciones de gobierno. Pero por otro lado, se le
coarta campo de acción a los gobiernos al ser expuestos ante el ojo del
ciudadano universal.


Seamos claros que tomar decisiones no es sencillo, que implica muchas
veces sopesar la realidad con el análisis de los beneficios y los
riesgos de cada alternativa de solución. No creo que algún presidente no
utilice información privilegiada al momento de hablar con un colega de
otro país. Un absurdo es caer en la ingenuidad e inocencia.


Por ello nadie puede sentirse ofendido. Al fin y al cabo, cualquier
gobierno que tiene que tomar decisiones, la información termina siendo
poder. No en vano existen reglas – que ahora resultaron ultrajadas – que
regulan como debe llevarse a cabo el intercambio.

 


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