epn-movermexicoEl arribo de la oposición en el año 2000 significó una gran esperanza para lograr cambios que son necesarios para que el país pudiera transitar hacia la modernidad. Desde esa época se habló de las reformas estructurales como los elementos que eran necesarios modificar para darle viabilidad a un proyecto de nación con visión, desarrollo y crecimiento. Sin embargo, sólo se quedó en buenos deseos e intenciones sin importar que se llevaran a cabo tareas de análisis encaminadas a lograr el objetivo.

La falta del ejercicio de liderazgo en la conducción de la política por parte de quienes tenían la responsabilidad de conducir los esfuerzos llevó al fracaso y el estancamiento del país. La inexperiencia en el gobierno cobró una factura muy costosa no sólo al PAN que lo ha llevado a perder el control del país, sino para todos los ciudadanos que aspiramos a vivir en un mejor país. Si a un gobierno no le va bien, los más perjudicados terminamos siendo nosotros que sufrimos la falta de atención a nuestras necesidades.

Algunos tuvieron miedo del arribo del PRI nuevamente a la presidencia de la república. Es cierto que los mexicanos habíamos luchado contra un sistema hegemónico, de verdad absoluta y totalitaria en relación entre el ciudadano y gobierno. Ese sistema tocó fondo por el desgaste en el ejercicio del poder, lo que condujo al arribo de un partido de oposición al gobierno. Una transición a todas luces pacífica, con espíritu democrático.

Hoy hay quienes acusan que el PRI toma una postura contraria a lo que durante 12 años, pero como ahora es gobierno les conviene cambiar. Es cierto que el partido tricolor se cerró a negociar posiciones en temas complicados, pero también hay que ser conscientes que no existió un liderazgo desde las esferas del gobierno federal que condujeran a lograr el consenso nacional, aún y a pesar de ser gobiernos legitimados por el voto popular y las instituciones de gobierno.

Ahora el régimen ha cambiado. Llego de nueva cuenta el PRI al gobierno ante la carencia de una oferta política de izquierda responsable y comprometida, consciente de las situaciones y de la necesidad de negociar con todas las fuerzas políticas, sociales y económicas importantes del país. Lo importante es saber construir a pesar de las diferencias. El oficio político se debe demostrar en la capacidad de hacer de uno mismo lo que los demás piensan, siempre y cuando, no se pierda la esencia del beneficio del bien común y la justicia social. Ambos valores sustanciales del Estado de Derecho.

No es el caso decir que ahora el PRI es veleta, ni que el PAN es traidor y mucho menos del PRD que es el vendido. Ha llegado el momento de entender que la política no es cuestión de un color absoluto, sino el ejercicio de negociación que nos permita a todos colocar en la mesa de la discusión y decisión los intereses que surgen de las posturas individuales y particulares, pero que en el fondo lo que pretenden es encontrar la coincidencia de lo que realmente necesitamos por interés público.

Un interés público que surge de las necesidades sociales generales que requieren de la atención de todos sin distingo de color, partido o ideología.

México requiere de bases de desarrollo modernas, explorar nuevos esquemas que nos permitan la expansión de las relaciones sociales, económicas y políticas. No es posible continuar con el estancamiento y la inmovilidad que tanto nos ha perjudicado para avanzar.

Es por ello que se le reconoce a todas las fuerzas políticas que hoy han entendido que urge darle un giro a la polarización y confrontación política. Eso debe quedar en tiempos de elecciones donde se entiende el sentido de la competencia electoral. Mientras no estemos en ese periodo urge construir a pesar de las evidentes diferencias, ponerse a trabajar en lo que como generalidad es importante y necesario atender.

México hoy está avanzando. Sin duda es bueno para todos que se continúe con el compromiso de buscar la conciliación y la coincidencia que nos haga un México más fuerte.  


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