En la semana que termina se hizo viral un vídeo de una jovencita de 16 años, estudiante de una preparatoria UVM, que se opone al “sistema” y por ello abandona la escuela. A decir de ella se dice cansada o harta de un sistema que le impone obstáculos para cumplir con sus sueños, cuestiona el por qué se tiene que esperar un tiempo y estudios para cumplir y hacer lo que uno quiera. Por ello “presume” que renuncia a la escuela.

Como resultado el vídeo cuenta con muchos “likes”. En los comentarios hay quienes recriminan la decisión y la actitud de la adolescente. Pero también hay muchos que la apoyan y la secundan.

El hecho me recuerda el movimiento anti globalifóbico de los 90’s. Aquellos que se oponía a la globalización económica, política y social pero que usaban para sus propios fines los instrumentos que surgían de ese proceso como la internet y el correo electrónico.

Una forma contradictoria de ver y actuar en el mundo ante lo que era inevitable. El mundo avanzaba y no había de otra. Al final el movimiento sucumbió en intensidad. La situación fue clara, el mundo tenía que evolucionar, las tecnologías de información y comunicación marcaban el rumbo y el camino de la humanidad.

Otro ejemplo es Andrés Manuel López Obrador. Muchos lo quieren ver como el candidato antisistema. Sin embargo, el señor ha sido miembro del PRI, del PRD y ahora en su propio partido MORENA. Tiempo atrás mando al “diablo a las instituciones”, pero bien se ha servido de las ellas y del dinero público. No se le conoce trabajo alguno después de ser regente de la Ciudad de México. El claro que el señor vive del dinero público, las prebendas y recursos que se otorga a los partidos.

Una cosa es cierta. En la sociedad existen instituciones que fueron creadas para el bien y el orden social. El “sistema” funciona. Es un elemento que integra todos los esfuerzos sociales. El orden termina siendo esencial para la sana convivencia humana al saber lo que se puede o no hacer.

Ni los anti globalifóbicos pudieron contrarrestar lo que era inevitable en el orden mundial, ni López Obrador puede ignorar las leyes, normas, procedimientos e instituciones que son necesarias para lograr su sueño de ser presidente de México.

Es por ello que el argumento de la chica que se siente con la autoridad para hacer un berrinche contra el sistema y mandar “al diablo” a la escuela y a la educación no tiene sustento.

Al final es un producto del pensamiento erróneo que confunde la realidad con la ficción de las redes sociales y los momentos efímeros de fama.

Podrá hoy quienes le dan la razón… pero el tiempo será un gran maestro que le enseñará que hay situaciones inevitables y necesarias para que sociedad pueda avanzar.

Dejo para concluir este asunto un “supongamos”… supongamos que las más importantes decisiones del mundo estén en manos de adolescentes engreídos e incultos.

Digo … que sólo supongamos ¿qué pasaría con la humanidad?


Espero que esta publicación sea de tu interés. Me gustaría seguir en contacto contigo. Por lo cual te dejo mis principales redes para dialogar y comentar los temas de interés para la sociedad y nosotros.