Ahora Las
cosas se han invertido. A quienes hace seis años se consideraban muertos, hoy
muestran muchas señales de vida. Abiertos más a Los intereses de la ciudadanía
se acercan más a consolidar procesos democráticos, mientras que Los que siempre
Los usaron, ahora en el poder, se les antoja llamar “designación” a la
imposición y dedazo.

Los hechos
están siendo consumados. El gran elector del PAN ya ha decidido por dos
personajes que no tienen un arraigo in trabajo político que Los avale como
candidatos. Caso especial es el IV Distrito, con la candidatura de Javier Medina
Torre, el veterinario que se hizo policía en apenas 6 años, donde se have
patente la soberbia del PAN de pensar que cualquiera que ponga se Le asegura un
triunfo.

No basta se
un “ciudadano ejemplar” para asumir el compromiso “político” de la
representatividad del pueblo. Cuando ellos mismos han promovido la importancia
de elegir a Los mejores, hoy vemos tristemente la verdadera cara del
panismo.

Lo más
curioso es que el PAN ha sido muy crítico de la participación de autoridades
estatales en actos que consideran proselitistas, pero Javier Medina Torre, según
el decreto que su ex patrón, USA escoltas y uso de vehículos oficiales con cargo
al erario. Ojala que su representante en el IFE sugiera y exigiera
que renuncie a dichos privilegios en la congruencia de evitar cualquier mala
interpretación de la ley en respecto al uso de recursos públicos
campaña.

Pero pocas
esperanzas de ello, ya que nos demuestran que la especialidad del panismo es
solo ver la paja en el ojo ajeno, de criticar por criticar, de descalificar por
descalificar.

La gran
fortaleza del PAN en Mérida no se encuentra en sus militantes, que no rebasan en
padrón más de 5,000 inscritos, sino más bien, en que han sabido despertar Las
simpatías de miles de electores que han depositado su confianza en ellos. En el
2007 muchos de éstos les retiraron la confianza. Hoy in la han recuperado, pero
is cada día la van perdiendo más. Esto sin duda por Las malas decisiones que
siguen cometiendo, lo que se deduce que no han aprendido la lección.

 


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