presentacion-reforma-energetica-pea-nietoSi una persona decide inaugurar un restaurante en un local que no tiene pintura. Seguramente deberá contratar a pintores para que realicen ese trabajo. Esto no significa que necesariamente que ellos participen de forma activa en las actividades propias del negocio del restaurante, ni de su producción, la cocina y servida de los alimentos, mucho menos de las utilidades y beneficios que se obtengan. De acuerdo a su contrato los “especialistas en pintura” deberán terminar su trabajo, cobrar por el servicio, y posteriormente, retirarse del negocio.

El ejemplo anterior es una forma sencilla de explicar coloquialmente lo que se pretende concretar con la Reforma Energética. Es claro que el gobierno no tiene la infraestructura necesaria para realizar tareas especializadas y de explotación de energías alternas, y conforme a la nueva realidad tecnológica y global hay empresas que si pueden realizar esa tarea. Por lo cual se requiere adecuar al nuevo mercado global la explotación de las fuentes energéticas como el petroleo o hidrocarburos.

Es cierto que en México pesa el dogma del petroleo como garante de la soberanía nacional por las razones históricas que pesan en la psique colectiva del mexicano. Tal realidad impide que veamos beneficios de buscar nuevos esquemas de inversión, que en otros países con tendencias de izquierda ya en forma de gobierno han entendido y cambiado los paradigmas para ajustarse a la realidad económica global. Ejemplo de ello es Brasil con la presidencia de Lula Da Silva.

Cargamos el estigma de la corrupción, de los malos manejos y la siempre percepción de que el gobierno es malo por naturaleza. En honor a la verdad hay muchas razones bien fundamentadas que parece que no nos permiten mirar hacia otro lado. Sin embargo, no podemos quedarnos estancados en un pasado ni en los traumas personales y colectivos. Es necesario romper los paradigmas, buscar la innovación y el sustento legal que nos permita no caer en los errores del pasado, sin que se pierde los elementos y fundamentos esenciales para el crecimiento y desarrollo económico, político y social.

Esta es la disyuntiva que vivimos hoy en día los mexicanos. Que como cualquier cambio genera la incertidumbre y la desconfianza por el camino incierto que estamos recorriendo. El futuro no siempre es claro. Eso preocupa y pone en alerta a muchos que ven en estas medidas serios peligros para la estabilidad económica, política y social.

Siempre me ha parecido curioso que todos aquellos que se oponen a los procesos globalizadores, como lo fueron hace algunos años los globalifóbicos, o la izquierda que se opone a la iniciativa privada, al final terminan más que emparejados con los procesos globalizadores y de inversión privada. No olvidemos, en el segundo caso, que Andrés Manuel López Obrador no tuvo ningún empacho en aceptar el apoyo económico de Carlos Slim – el hombre más rico de México, dueño y señor de las comunicaciones – para renovar el Centro Histórico de México. Incongruencias en el discurso y en el hecho que nos hacen dudar de la credibilidad, confianza y contundencia de la lucha y argumentos. El uso maquiavélico de usar la argumentación para la manipulación.

No obstante de estos intentos desestabilizadores, que se pretenden y se dicen generales y secundados por amplías mayorías o totalidad de mexicanos que se cree simpatizan con ellos, la realidad es mucho más amplia, profunda y seria. Una realidad que exige compromiso y que requiere de evolución. Hay que superar los traumas del pasado. Ubicarnos en una postura realmente progresista y no anacrónica, respondiendo a las exigencias del mundo moderno, global y tecnificado.

LA IZQUIERDA QUE MÉXICO NECESITA. En una democracia deben contar con la participación activa de todas las fuerzas políticas. Tan importantes son las fuerzas de la derecha, como el centro o la izquierda con todas sus variantes. Es imperativo para la consolidación de la democracia velar por un interés común que se sustente en los procesos institucionales y legales para hacer valor las posturas de cada una de ellas.

Lamentablemente hay mucha ironía, desmemoria e incongruencia en la actual izquierda mexicana. Por un lado se dicen defensoras de la legalidad y de los bienes de la nación quienes en el pasado estuvieron involucrados en actos deshonestos, como es el caso de la senadora Dolores Padierna que resulta ser la esposa de René Bejarano, el que se llenó de billetes en la administración de López Obrador como regente del DF. Como igualmente el caso de Manuel Barlett, el que hace un poco más de 20 años fue considerado un gran enemigo por “salinista” al permitir la caída del sistema en las elecciones de 1988, y con ello, quitarle la primera presidencia de izquierda que estaría en las manos del Ing. Cuauthémoc Cárdenas Solorzano.

¿Tienen hoy calidad moral para encabezar la lucha política en defensa de los fundamentos y valores políticos y sociales de México desde una perspectiva de izquierda?

Para darle más finura al asunto tenemos el caso de la senadora Layda Sansores y su florida manera de hablar. Por más que un escritor escribiera lo que ella dirigió con toda intención a sus compañeros, es un claro mensaje de los dolidos, que ante la falta de argumento solo queda lugar a la agresión.

Es preciso establecer que para la Reforma Hacendaria la izquierda fue escuchada, y junto con el PRI a espaldas del PAN, lapido a la clase empresarial con más impuestos.

Como alguien dijera: en la democracia algunas veces se gana, en otras se pierde. Al parecer hoy hay muy malos perdedores, pero que esperar, si es clara la formación política incongruente que les caracteriza.


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