Aunque la siguiente reflexión se dirige a mis alumnas y alumnos de la Licenciatura en Educación Especial que este mes terminan sus estudios para ingresar al mundo laboral profesional, la hago extensiva a todos los jóvenes en las mismas circunstancias. Hoy se requiere de un mayor compromiso de todos en la construcción de una mejor sociedad.
Muchas cosas pasan en nuestro país, por el simple hecho de permitirlo. ¿De que sirve haber estudiado durante toda una vida y no dar beneficio a la sociedad y a uno mismo?
Como profesionistas debemos ofrecer un servicio ético y responsable. El éxito profesional no se mide en solo cumplir lo mínimo que la obligación laboral exige.
¡Limitarse es subestimar el poder de transformación del ejercicio profesional!
Un profesionista, en el mejor significado de la palabra, debe ser un agente innovador en la sociedad, un buscador de la verdad absoluta en su campo de acción y responsable de la mejora y calidad en las condiciones de vida y desarrollo individual y social.
En consecuencia se tienen dos opciones: o se cumple con lo necesario o mínimo para obtener el sustento para vivir, o una mucho más interesante, trascender con un servicio comprometido con la sociedad.
En esa trascendencia positiva y reconocida, la sociedad gana una oportunidad de desarrollo, y nosotros, obtenemos la satisfacción de haber contribuido con un grano de arena en la construcción de un mundo mejor.
¡Felicidades a todos!, a cada uno de ustedes, a las familias que tienen motivos para sentir orgullo, al igual que nosotros sus maestros.
Ojala que dentro de algunos años, sea la sociedad que sienta lo mismo de esta nueva generación de profesionistas.
¡En nuestras manos, juntos, está lograrlo!


Espero que esta publicación sea de tu interés. Me gustaría seguir en contacto contigo. Por lo cual te dejo mis principales redes para dialogar y comentar los temas de interés para la sociedad y nosotros.