Los yucatecos debemos estar agradecidos con todas las personas, autoridades y organizaciones no gubernamentales que pusieron todo de su parte para evitar los mayores daños. Los cuerpos policíacos, de salud y transporte que estuvieron al lado de la población más necesitada. El gobierno estatal y municipal, así como el interés de la federación, por garantizar la seguridad de todos nosotros, que tuvimos una noche larga en vigilia esperando pacientemente el arribo de Emily. Caso especial los servicios de noticieros por radio y televisión que permitió, con información oportuna y confiable de la evolución del paso del huracán durante toda la noche, estar alertas y pendientes. Ellos dejaron en resguardo familias para estar al pendiente de lo que sucedía.
 Pero es necesario hacer una revisión de la actitud de muchos ciudadanos que hacía caso omiso de las advertencias serias de buscar resguardo. Es cierto que el ojo del huracán se desvió, y con ello, se evitó la entrada a la Ciudad de Mérida y los puertos de la costa, especialmente de Progreso, sitio donde se prevenía la salida del mismo. Algunos conciudadanos se negaron a salir de sus viviendas por resguardar bienes materiales, exponiendo lo más preciado que una persona tiene: la vida misma.
 Hoy se han librado de padecer en serio los embates del huracán, pero no dejemos de tener presente que cada temporada, es más frecuente la afectación de estos fenómenos a nuestra tierra y sus playas.
 Los bienes materiales se pueden recuperar, pero la vida de una persona, lo más valioso, no. Debemos apreciar lo que tenemos y hemos logrado conseguir a lo largo del tiempo, pero no olvidar que nada pudiéramos hacer si no contamos con la vida. Ese valor que hoy se pierde por el consumismo y materialismo, que por providencia divina, no expuso innecesariamente la vida de nadie.
 Hoy fue Emily, mañana no sabremos que nos depara la naturaleza. Estemos preparados, mucho más conscientes de las advertencias y llamados como estuvimos en esta emergencia.
 Yucatán, esta de pie y saliendo adelante. Necesitamos de todos para seguir construyendo el progreso de la entidad. No dejes, para la próxima, que la terquedad por conservar bienes materiales, impidan decir con orgullo que contribuyes a ese crecimiento.

 


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