crisisprdEn la actual dimensión que ha alcanzado la política en los últimos días las fuerzas que no logran ajustarse a las nuevas características del mundo global y exigente, más crítico y consciente, tiene un camino condenado al fracaso. Se requiere, por lo tanto, de capacidad de análisis crítico y de toma de decisiones valientes para encarar los problemas, más en aquellos donde no se sustrae de la responsabilidad política por una mala práctica política.

El PRD es un partido joven en comparación con todos los otros dos grandes partidos de México, el PRI y el PAN. Surgió como consecuencia del fraude del 1998 como una respuesta a la lucha institucional y democrática ante un sistema político mexicano hegemónico y vertical. Hoy le reconocemos al Ing. Cuauhtémoc Cárdenas la visión política que tuvo para preferir la vía institucional en lugar de la lucha armada, de otra revolución que llevaría al país al deterioro social, político y económico.

Sin embargo han bastado poco más de 20 años para que la estructura del partido se cimbre por los hechos violentos de Ayitzonapa, una auténtica historia cruenta que tuvo su origen en el empoderamiento de un alcalde emanado de ese instituto político y del cual había el proyecto de encumbrarlo en una curul en el Palacio de San Lázaro mientras que la esposa se quedaría en la presidencia municipal.

¿Tiene responsabilidad política el PRD por el asesinato de los 43 estudiantes de la normal de Ayitzonapa en Iguala, Guerrero?

De eso no hay duda. Fue desde el seno del partido amarillo la decisión de apoyar a un alcalde. En un gobierno igualmente perredista no se hizo nada contra las denuncias de asesinato que pesaban contra el alcalde José Luis Abarca, aún cuando los actos criminales habían sido contra líderes de esa institución política.

Eso es lo que motivo al líder moral del PRD Cuauhtémoc Cárdenas a cuestionar a su partido sobre la credibilidad de la institución política que representa. Un llamado a reconsiderar el deterioro en la imagen pública que tanto daño ha hecho a la sociedad. Demuestra con ello visión y compromiso democrático. Asume, como líder moral del PRD, un espacio de reflexión, de análisis y toma de decisión. Dentro de esa necesidad exhorta a la renuncia de la dirigencia nacional, entendiendo que con ello se abra a la crítica y toma de decisiones sin la coacción y fuerza del grupo que hoy dirige el PRD que definitivamente se equivoco en los hechos e Iguala, Guerrero.

El camino que proponía Cárdenas era histórico. Asumir con responsabilidad política la necesidad de un cambio le haría bien no sólo al partido sino también el país. Al final el cuerpo humano no solo requiere de un centro y una derecha. La izquierda complementa el accionar social, la apertura de la discusión sobre temas de interés social y de gran envergadura. Nos proporciona una perspectiva diferente, una manera de entender e interpretar el hecho y la decisión política.

Pero hoy la izquierda se niega a transitar por ese paso. Se cierra al “coto de poder”. No es la cuestión la no renuncian sus dirigentes lo importante, sino el por qué no renuncian. La cara de un cinismo que se niega a reconocer errores, que no está la altura de la exigencia democrática de escuchar a la sociedad, y también, de escucharse a sí mismo.

Lo peor no es la exposición de Cárdenas en una carta dura. Sino la respuesta “políticamente diplomática” que en el fondo nos demuestra un mayor deterioro en la fuerza moral del partido y de la izquierda. Tal vez por ello López Obrador en su diagnóstico de la realidad decidió abandonar el partido y aglutinar a la izquierda en otro partido del cual se afirma está libre de corrupción.

Por ello la izquierda se encuentre degollada en su calidad moral y política. No asume la consecuencia de sus actos que llevaron a personas, hoy indeseables por su vinculación con la delincuencia organizada, a un puestos de gobierno y carrera política que nos parecen haber llevado a un punto de no retorno.

Cárdenas ha sido muy duro en sus cuestionamientos. Enfático en lo que el partido debe hacer para recuperar lo que en los hechos ha perdido: credibilidad y confianza.

Pero los actuales dirigentes del PRD prefieren mejor canalizar su responsabilidad a otros. Ni siquiera pidieron perdón, ni tampoco han hecho un pronunciamiento adecuado y contundente a favor de las familias de los 43 desaparecidos por un gobierno municipal de extracción perredista en un gobierno que igualmente surgió de esa fuerza política.

AL CALCE. Si el presidente Enrique Peña Nieto saliera a dar explicaciones sobre la “casa blanca” se estaría hablando de su intención de esconder la verdad. Lo hace su esposa y no falta quien diga que el presidente es un cobarde que se oculta bajo las faldas de la mujer. Lo que es cierto en el entender del sistema político por más que se intente dar una explicación, ésta no será suficiente para quien ya tiene arraigado en su pensar lo que considera es la verdad.

No podemos tampoco olvidar que Vicente Fox gastó un buen dinero para la acomodación de su Centro Vicente Fox, en aquel intento de implementar en México la costumbre americana de las bibliotecas de los ex presidentes. Como tampoco se ha hecho una crítica tan severa a “La toscana” la presunta casa del ahora líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, en un fraccionamiento de lujo de la Ciudad de México: Bosques de las Loma. Desde hace más de 6 años AMLO ha sido un auténtico NINI, no estudia, mucho menos trabaja. No se le conoce un ingreso por alguna actividad remunerativa más allá de las cuotas que cobraba a los elegidos a algún cargo popular por el PRD, que por obviedad hay opacidad al no ser éstos sujetos de impuestos. ¿Quién se comporta entonces como una auténtica mafia del poder que vive y mana del sistema político?


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