cooperacion-usa-mex-620x270Hoy se reúnen los presidentes Barack Obama y Enrique Peña Nieto en Toluca con motivo del Encuentro de Líderes de América del Norte. Uno de los temas que se espera sean tratados entre los dos mandatarios es la cooperación para la lucha contra las drogas. Se sabe que el consumo de heroína en territorio yanqui ha aumentado en los últimos años distribuido desde los carteles de droga mexicanos.

Tradicionalmente se ha tenido la concepción de que México constituye un paso o tránsito en la distribución de droga que llega hasta su destino final: el consumidor en territorio de la USA. A finales de la década de los 80’s con el imperio corporativo que se impuso desde Colombia con el narcotraficante Pablo Emilio Escobar Gaviria, la delincuencia organizada en México aprovecho su cercanía con los norteamericanos y ofertó infraestructura comunicativa y de distribución que introducción los paquetes de droga en la frontera México – USA.

En los últimos 10 años la situación ha ido cambiando. Hoy México se ha igualmente industrializado en la producción de otro tipo de droga diferente a la mariguana, como es el caso de la heroína. Una droga que hoy aumenta su consumo por los norteamericanos, y según se dice, la mexicana con menos pureza aunque con mucho menor precio, por lo que el incremento se convierte ya en un riesgo para la salud de los consumidores.

Con el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, en cuanto significó la lucha contra la delincuencia organizada y las redes de distribución de droga, se permitió a la agencia antidroga de USA – la DEA –  una mayor injerencia en la investigación y actuación de sus agentes en territorio mexicano. Con el advenimiento y cambio en la estrategia en esta lucha en el actual sexenio la cooperación ha sido limitada, denuncian los agentes de la DEA. Se dice que ya no hay el intercambio de información de inteligencia sobre el tema, que se ha reducido a una ventanilla de atención única que limita por consecuencia el acceso a los datos que la agencia requiere para su trabajo de investigación.

Es claro que la lucha de las drogas debe estar regulado e investigado por las autoridades mexicanas, sin que se intervenga otra agencia extranjera que constituya una violación a la soberanía del país. Se trata entonces de proteger a la nación de la influencia de otros intereses extranjeros quienes impongan una agenda en un tema, que si bien corresponde a un tema de interés global, la autoridad mexicana es la primera responsable de garantizar resultados efectivos en contra de la delincuencia organizada.

Una de las realidades que los norteamericanos no han querido aceptar de buena manera es la responsabilidad que ellos tienen en la reducción del consumo de drogas en su propio territorio. Mientras exista demanda existirá también la oferta. Mientras las drogas en Estados Unidos se consuman, las redes de distribución apuntarán sus objetivos hacia el mercado yanqui.

En su política, los norteamericanos han abusado en la intervención en asuntos de seguridad internos de otras naciones. Se han tomado el derecho de calificar a las naciones en los esfuerzos para combatir contra las drogas, sin que nadie les imponga una nota en cuanto a lo que hacen para disminuir el consumo de la droga en su territorio.

Es así de grande la ambigüedad norteamericana. Se le exige a los demás, sin hacer nada con respecto a su propio problema.

Es fácil tirar la responsabilidad a otros, y no hacer nada, en lo que debe corresponder hacer para solucionar un problema que les afecta.


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