Dedicada a la visita de la Madre Superiora
del Colegio
Hispano Mexicano el
31 de octubre de 2000

Dicen que en esta tierra…
los señores dioses del Mayab
la
adornaron con singular belleza,
de la mazorca germinaron la vida
y
brotaron hombres que le dieron grandeza.

Dicen que esos hombres…
construyeron ciudades, palacios y templos
respetando siempre el origen de su nacimiento,
adoraron a los dioses con
todas sus emociones
disfrutando de la naturaleza todos sus sabores.

Dicen que aquí llegaron españoles…
y que los salmos por primera vez se
cantan,
y que mezclaron su sangre con el indio maya,
y que llenaron la
tierra de la creencia del Dios
que es único y que nos ama.

Dicen que fundaron la Mérida…
erigieron a la hija preciosa del Yucatán.
Para siempre nunca será la misma Mayab,
en la majestuosidad de mi ciudad
eterna
es culto perfecto del pueblo a su grandeza.

Dicen que en esta ciudad…
los habitantes caminantes del Mayab
son
gente que no se compara con otra igual,
la honestidad y cortesía
son el
pan nuestro de cada día.

Dicen que en esta ciudad…
hace 75 años se fundo una escuela,
que
por tres generaciones ha educado a mi gente,
colaborando en la cosecha
permanente
de un país que mira hacia enfrente.

Ahora digo yo…
a usted tan ilustre y distinguida visitante:
reciba
de la mística de mi tierra
de sus valores, sabores y usanzas,
de la
gente que siempre guarda esperanzas,
no solo el saludo, el apretón de manos
o el abrazo,
como orgullosos yucatecos con tradición
reciba un pedazo de
nuestro corazón.

 

 


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