¿Cuál debe ser el papel de una autoridad en la protección de la integridad física de un niño de apenas 11 años que puede ser seriamente afectado por una cornada en la lidia con animales de más de 200 kilogramos?

Aún cuando las autoridades, como la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán y la Procuraduría de Defensa del Menor y de la Familia solicitaron la suspensión para la protección del menor, los encargados de espectáculos del municipio han dado luz verde para que hoy, un niño de 11 años exponga su vida. Para el regidor Renán Barrera Concha, de la Comisión de Espectáculos de la Comuna, insiste en que se cubrieron todos los requisitos para autorizar el encierro y por ese motivo se autorizó el evento. Se cubrieron, a su decir, todas las formalidades que exige el Reglamento de la Plaza de Toros Mérida.

No dudo que las formalidades normativas están cubiertas. El vacio de no establecer una edad mínimo para ser torero abre la posibilidad "legal" de no tener ningún inconveniente para la realización del festejo taurino con el niño, sin embargo, valdría la pena preguntarse, aunque sea por sentido común, si todo esto es una justificación completa y aceptable para dejar que el niño corra un riesgo. ¿En dónde se encuentra la cabeza y el compromiso de dar a la niñez la protección debida?

¿No que nuestra Constitución no permite que los niños sean sujetos de trabajos, mucho más, cuando éstos son demasiado riesgosos? Basta con solo leer y tratar de entender que quienes están más interesado en que la función se efectúe son los padres de familia. Si bien nadie puede juzgar lo que dentro de una dinámica familiar se da, la autoridad si debe vigilar que ésta se desarrolle en los mejores términos, sin coacción, sin violencia, sin violar los derechos fundamentales de los niños.

Hoy en Mérida se puede efectuar, contra las disposiciones legales del gobierno estatal un festejo, que podrá en peligro la integridad de un niño de apenas 11 años. Si yo fuese autoridad, no me gustaría cargar con una gran responsabilidad de que, en el mundo de las probabilidades y posibilidades, algo nefasto suceda. Pero como no solo soy… y al parecer, tampoco hay autoridades con altura, deseamos que todo transcurra con calma.


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