No hay duda que desde Lázaro Cárdenas, que inicia el periodo sexenal presidencial, se logró contar con un instrumento social y político que dio las condiciones para lograr el avance social. La década de los 50’s y 60’s fueron de bonanza para muchos mexicanos. La desigualdad social fue abatida con el surgimiento de una clase media y profesional incipiente que logró avanzar de condiciones más atrasadas en que se encontraba.

El problema, en ese entonces, fue el costo político y social que significó ese control de estado que desde el gobierno se tuvo que implementar. Un mal necesario para darle condiciones de estabilidad a la sociedad mexicana que permitiera la expansión social y económica. Porque aparecieron las instituciones de salud pública para los mexicanos, se defendió el derecho de trabajo, se fortaleció la educación pública al aumentar su cobertura y universalidad, así como también, darle la oportunidad a los mexicanos de aspirar a carreras profesionales.

Pero la sociedad crece y se desarrolla. Hasta cierto punto, a partir de 1968, cuando en todo el mundo se genera una nueva conciencia social, del cual los mexicanos no escaparon de su influencia, entre los movimientos sociales que se dieron en ese año y antes de estos, se creo un hito en la mentalidad del mexicano que provocó un proceso de transición política importante del cual, en esta generación, estamos siendo testigos de ésta.

El PAN, un partido surgido de la oposición, como una opción para luchar por el poder, en la década de los 80’s, capitalizando el descontento social de sectores de la población media alta y empresarial, se fortaleció como una opción viable por los principios éticos, humanísticos muy ligados a la religiosidad católica característica del mexicano promedio y su doctrina del bien común.

Después de la elección de 1988, cuando se le cuestionó a Carlos Salinas de Gortari el resultado obtenido, éste se dio cuenta que ya era necesario abrirse más a la población y a la oposición. Por su parte, esta última entendió que necesitaba concertar con el poder, con el sistema mismo, para crear las condiciones que le permitieran llegar a ser una opción de gobierno creíble y viable.

Paso 20 años, para que el 2000 se concretara, a partir de los cambios que se dieron en esas dos décadas, la posibilidad de un gobierno presidencial a manos de un partido de oposición como sucedió con la malograda presidencia de Vicente Fox Quesada.

Sostengo malograda, porque al fin y al cabo, en la percepción de la mayoría de los mexicanos el bonachón de Fox y la historia con su “martita”, los hijos de ésta que se enriquecieron a expensas de la figura presidencial, los desatinos en el manejo de la política exterior que nos hizo caer en el liderazgo en América Latina y las desafortunadas declaraciones que no correspondían a la responsabilidad e imagen de un jefe de estado, entre otras muchas, fueron los elementos que fortalecen el diagnóstico de lo que fue la presidencia foxista.

Por la arrogancia de Andrés Manuel López Obrador; el trabajo de Josefina Vázquez Mota como coordinadora de la campaña de Calderón, antes secretaría de desarrollo social, con la base de datos de programas y beneficiaros de oportunidades; y por último, la campaña de empresarios agresiva contra el político tabasqueño, provocaron que el PAN resultara nuevamente ganador para la silla presidencial. ¿Qué hubiera pasado si el PAN hubiera perdido?

Sin embargo en Yucatán, aunque, tampoco se le ha dado una justa dimensión a lo que sucedió en el relevo en el ejecutivo estatal, tenemos una respuesta.

En el 2001, bajo los efectos de la elección presidencial del año anterior, se dieron las condiciones para la primera gestión panista en el gobierno del estado. Patricio Patrón Laviada llegó con un gran capital político y una alta expectativa, que poco a poco, por el control que hicieron sentir en el partido, desplazando importantes cuadros políticos no afines, y también, por los negocios que en vox populi se le atribuyeron a sus parientes, rematando, la imposición de un delfín como su sucesor que al final perdió, fueron causas que llevaron a la gran derrota del 2007 y el retorno del PRI al poder ejecutivo estatal.

Por parte el PRI se preparó a lo que en esa transición política sucedía. Se decidió entregar el poder y replegarse para darse un tiempo reflexivo que les permitiera construir un nuevo pacto con la sociedad. Era necesario darse cuenta de los errores, y lo más importante, cómo los iban a remediar.

Patricio Patrón Laviada pudo gobernar con amplio margen de acción. Sin mucho cuestionamiento ante una libertad que entendieron mal, porque no era un permiso para hacer lo que quisieran, como en realidad sucedió.

Al perder la elección del 2007, el PAN y los medios afines a éste, no lograron digerir la derrota. No se dieron la oportunidad de darse cuenta de los errores, muchos de ellos expresados en la voz de muchos editorialistas. Desde antes de asumir el gobierno actual se han dedicado a emprender una campaña, desde medios tradicionales y otros recientes dizque gratuitos pero que pasan la charola de la limosna y copando a las expresiones críticas no favorables a la causa. Han apostado a la descalificación, a la guerra sucia, a la polarización política.

Volvieron a ser oposición sistemática, dejando atrás la cortesía política, para asumir un modo combativo sin presentar ninguna razón ni argumento de peso. Juzgadores con verdades absolutas, en los parámetros propios.

Hoy el PRI ha cambiado. El PAN también. En las manos de los electores se establecerá el primer round importante después de haber visto dos formas de ser y hacer gobierno. Va a ser el juicio de la gente, al final, lo que más importará.

AL CALCE. ¡No insultes a la inteligencia de los yucatecos Luis Medina Cantillo! No es posible, si asistimos a la historia pasada y reciente, que el Capitulo Yucatán de Sociedad en Movimiento es apartidista. Lo sería si otra persona lo encabezará. Porque no se olvida que tú apoyaste a Xavier Abreu Sierra y junto con Gina Villagómez Valdez organizaste un foro a modo por petición del PAN, elitista y lejos de la militancia panista que no acudió por darse cuenta de la simulación. A quienes pretendes engañar. No tienes el valor moral para cuestionar la pasividad de organizaciones civiles, porque estas al servicio y comprometido con el PAN. No se niega el derecho a la organización, sino que se cuestiona la falta de honradez en la postura que uno defiende y se pretende encubrir.

UNA PERTINENTE ACLARACIÓN. Por un error que asumo como propio, pido disculpas al Subprocurador de Delitos Electorales Ismael Mata Magaña por un mal manejo de la información donde hice suponer que solapa los registros ilegales de Convergentes por Yucatán en la colaboración la pasada edición de La Revista Peninsular. Al contrario, le reconozco el compromiso que ha adquirido para desahogar el caso que el IPEPAC ha señalado pertinente. Si se ha cometido un delito, como supone la autoridad electoral, este debe ser calificado y sancionado como corresponde.

 


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