Uno de los problemas que hay en la educación, especialmente en media
superior y superior, es la variedad de sistemas educativos, federales,
estatales y universitarios. Éstos últimos autónomos en su organización
y estructura de las autoridades educativas. Recuerdo que cuando me
todo, hace dos décadas iniciar mis estudios universitarios no había
ningún orden en las credenciales de estudiantes. Desorden que fomentaba
que se utilizaran las credenciales comunes y propias de las
instituciones educativas, sin ningún control y con toda la facilidad de
corromper su uso.

El plan de la credencialización es importante con las micas
inteligentes proporcionado por la autoridad responsable de regular el
transporte público. ¿Cuántas veces los camioneros se han negado a
aceptar las credenciales de instituciones y de la misma Secretaría de
Educación bajo el argumento de no ser válidas? Hoy las emitidas por la
Dirección de Transporte Público serán instrumentos más seguros y
sobretodo de exigible respeto a los derechos de la tarifa para los
permisionarios.

Es cierto que el transporte público tiene muchas deficiencias. No
solo es deber de los estudiantes sino de todos los ciudadanos, que como
peatones y conductores de vehículos, estamos expuestos al mal servicio
que ha propiciado accidentes. Todos en ese sentido estamos a riesgo de
la irresponsabilidad e insensibilidad de los permisionarios que no
toman las medidas correctivas y preventivas para atender las demandas
para un mejor servicio de calidad. Es demasiado lujo, considerando el
precio que se paga en términos generales, para la “basura”, como en
muchas ocasiones se ha calificado el servicio que se ofrece a los
ciudadanos.

Se me olvida… que hay otro número importante para medir la
convocatoria de la lucha estudiantil. ¿Cuántos estudiantes ya han
acudió a los módulos a tramitar la nueva mica? Irónico resulta que
algunos que estuvieron incitando a los alumnos a acudir a esta
manifestación, también ya acudieron a hacer su cola, esperar un par de
horas y contestar el cuestionario. Entonces ¿en dónde está la
inconformidad?

Los números… son los números.

 


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