En definitiva no es posible que nos podamos sentir orgullosos de un
programa que destruye la ecología. Es una falta de respeto a la
inteligencia de muchos que son más conscientes del compromiso ecológico.
A opinión de David Ramírez y Sánchez, Presidente del Partido Verde
Ecologista de Yucatán y Regidor del Ayuntamiento, la campaña de PON EL
CHICLE EN SU LUGAR, constituye “una aberración a la salud de los
yucatecos” ya que sin la educación y concientización previa pone el
chicle a la disposición para que sean consumidos nuevamente por los
niños, que en travesura normal de la edad, les puede resultar atractivo
ser tentados a ingerirlos. Un aspecto diferente de lo inicialmente
planteado en este artículo, pero que refuerza otro punto negativo. Es
por ello que el dirigente ecologista ya ha solicitado el retiro
inmediato de las unidades recolectoras, es decir, de los troncos que el
Ayuntamiento puso para que los ciudadanos peguen sus gomas de mascar.
Concuerdo con David Ramírez en la percepción que tal actividad no
genera conciencia ecológica, aunque en su origen si busca erradicar una
insana costumbre de dejar el chicle después de su consumo en cualquier
lugar. Lo malo es que las acciones no se deben limitar a buscar salir
en la foto para decir que se está trabajando a favor de la sociedad.
Por que al final no es solo cuidar la imagen de un gobierno ¿o no?

 


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