Efectivamente el PRI perdió en dos entidades, Puebla y Oaxaca, que han estado marcadas en el escándalo mediático. Donde la polarización política trascendió de las fronteras de esas entidades. Hoy parecería que le quieren hacer pagar a los revolucionarios los pecados denunciados contra los titulares del ejecutivo en esas entidades en medios de comunicación, comentados constantemente por los analistas y condenados por la gran mayoría de mexicanos que sin vivir en esas entidades hicieron esos problemas suyos.

Pero por otro lado, es importante señalar que el PRI logró recuperar otras entidades, la más sobresaliente la de Zacatecas, hoy gobernada por Amalia Solórzano, una auténtica perredista, mujer inteligente y comprometida con las causas de la izquierda, buena negociadora y un bastión del perredismo.

Por lo que creo que hablar de ganadores y perdedores en términos absolutos es caer en una falacia o simpleza del análisis. Lo importante que aún con todas la amenazas de inseguridad por la carga política que violentó el proceso con la exhibición de pruebas ilícitas, y lo peor, los atentados contra dirigentes y oficinas de partidos, funcionarios electorales ciudadanos, inclusive, con un asesinato de carácter político como puede ser calificada la ejecución del candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas, la gente salió a votar.

Especial atención a los que dicen que se probó la efectividad de las alianzas. Es cierto que lograron en algunos casos sobresalir y lograr el triunfo. Pero se hace al costo de la incongruencia, de la falta de una ideología que fundamente la acción de gobierno y, que sólo se vea en su valor pragmático y utilitario como una estrategia para buscar el voto sin importar las incompatibilidades supuestamente existentes.

¿No se dieron cuenta que durante todo este periodo de campaña electoral no se le vio, ni se le escuchó, a López Obrador lanzar arengas contra, así lo ha dicho, “presidente espurio? ¿Desde cuándo le salió a AMLO la cortesía democrática? ¿Estamos cerca de una reconocimiento expreso del político tabasqueño a la presidencia constituida de Calderón Hinojos?

Como se ha perdido el sentido de la brújula, y al parecer, la capacidad de sorpresa continúa latente en la política mexicana, ante una carencia de candidato firme de panismo del calderonismo, probadas las alianzas, para el 2012 veamos a un PAN y PRD, o cualquier otro de izquierda, juntos rumbo a la presidencia con tal de ganar a toda costa y evitar el retorno del PRI a los pinos. Imagínese que ese candidato termine siendo Andrés Manuel López Obrador que abanderé el buen común panista junto a la igualdad social.

En México, así podemos concluir, todo puede pasar en la lucha irracional por el poder. ¿O no?

 


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