El primero y más importante es cuestionar cuánto dinero y recursos se están gastando en la producción de una serie de televisión que evidentemente tiene un fin político – propagandístico. Se dice que los actores que intervienen fueron capacitados por los mismos policías preventivos, así como también, algunos de estos últimos participan en la serie como extras. ¿Desde cuándo una dependencia pública se convierte en una agencia de colocación o desarrollo actoral?

Pero además es necesario considerar que el uso de instalaciones y vehículos propios desde automotores y helicópteros representan un oneroso gasto.

Hay que resaltar que en caso de Yucatán, el panismo ha tomado la bandera en contra de la Titular del Ejecutivo Ivonne Ortega Pacheco señalando los gastos excesivos en la promoción en programa de televisión, tanto de Televisa como en Tvazteca; pero que ahora queda en evidencia la incongruencia del argumento en la necesidad de la presidencia de destinar esfuerzos y recursos para intentar rescatar la deteriorada imagen pública ante el rechazo cada vez creciente de la política de seguridad.

Si le damos lectura política, es evidente que la Presidencia de Calderón da “patadas de ahogado” para recuperarse de la poca aceptación en la cual termina su sexenio.

En honor a la verdad ¿es necesario y justificable que se destinen recursos públicos en saneamientos de imagen de las instituciones de seguridad?

Los ciudadanos lo que esperamos de los cuerpos de seguridad no es verlos en el mundo de la televisión comportándose de forma ideal.

Los ciudadanos no queremos más estados de sitio, que ninguna persona inocente muera más como víctima colateral en el enfrentamiento constante entre cuerpos de seguridad y delincuentes. Aspiramos a sentirnos tranquilos en nuestras ciudades, que podamos salir a la calle con plena conciencia de estar resguardados del peligro.

¿Con series de televisión maquilladas e idealizadas se logrará lo anterior?… en mi parecer la respuesta es negativa.

Confirma la acción que el talón de Aquiles de los sexenios panistas ha sido el control de la delincuencia organizada. Tanto que hoy, cuando se acercan los tiempos electorales y se hace necesario el análisis del final del sexenio, a Calderón le urge limpiar la imagen de lo que él mismo creó con su política de combate sin atender de forma más integral las consecuencias y efectos.

Lo más curioso es que en este esfuerzo sólo se ha enfocado en una institución política de seguridad. La más cercana a Calderón al limitarse a la PFP a cargo de Genaro García Luna. Invisible queda en este proceso purificador al Ejército y la Marina que fueron sacados de sus cuarteles para apoyar las acciones de seguridad en contra de la delincuencia organizada. ¿A qué obedece la falta de atención de no involucrar a todos los actores y sólo limitarse a la PFP?

Parecería que la ofuscación por el duro señalamiento ciudadano de fracaso es tan duro que opaca las intenciones y parcializa incómodamente las decisiones exclusivas. ¿No se merecía el Ejército y la Marina igualmente entrar a este proceso reivindicatorio?


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