Pero SOPA no es el único intento de un gobierno en intentar regular la libre información de la Internet. En el caso de México tenemos la propuesta de la ley Doring que va en el mismo sentido de prohibir ciertos contenidos y la distribución de material ilegal, o comúnmente conocido como “pirata”.

En Francia hay un caso muy interesante que ya empieza a repercutir en la vida intelectual del país galo. Se cuenta en ese país con la ley Hadopi que regula el copyright en la Internet. Por esta ley, el francés James Climent fue multado por 20 mil euros por descargar 13,788 audios MP3. Sin embargo, el cineasta compatriota del acusado Jean Luc Godard dona en su defensa legal la cantidad de mil euros. En su declaración, el cineasta afirma “la propiedad intelectual no existe, estoy en contra de la herencia; por ejemplo, los hijos de un artista podrían beneficiarse de los derechos de autor del trabajo de sus padres hasta que cumplen la mayoría de edad… pero después, no me queda claro porque los hijos de Ravel deben de obtener ganancias del Bolero”.

La propiedad intelectual se ha definido como la especie de propiedad que se manifiesta como propiedad literaria, artística o industrial. Como propiedad hay un derecho de goce y disposición que tiene la persona sobre bienes determinados, de acuerdo con lo permitido por las leyes, y sin perjuicio de un tercero. A partir de este tipo de propiedad está protegida por el derecho de autor que tiene como objeto reconocer que la persona que posee la propiedad puede disponer de ella, explotarla directamente y con capacidad de autorizar a otra persona para que la publique y reproduzca.

No es discutible una realidad jurídica que establece una base para la regulación de las actos y relaciones que se derivan de fenómenos sociales, que al no ser debidamente regulados, al final provocan un problema de justicia que alterna la paz, el orden y la armonía de la sociedad.

Pero también es importante resaltar las grandes diferencias económicas ya incomprensibles entre los monopolios productores, creadores y distribuidores de ideas intelectuales y artísticas que se concretizan materialmente en productos explotables. No se puede discutir que el artista como el productor o creador profesional tiene el derecho de cobrar sobre la base de su trabajo, así como también, el espectador tiene un derecho para acceder a usar y disfrutar de esa producto. De esta situación surge una necesidad de recurrir, para el que tiene el poder adquisitivo menor, de buscar los medios que les permita el acceso a lo que le resulta inalcanzable.

No importa cuanta publicidad de haga para la concientización en contra la piratería, si al final, no hay opciones reales para un mejor y mayor acceso a los productos.

El mundo ha cambiado gracias al avance tecnológico. Ha faltado adaptación que lleve a la evolución de muchos que quieren seguir con esquemas arcaicos y ajenos a la realidad social y tecnológica. En lugar de ello se ha recurrido a la regulación coercitiva, sin recordar que en lugar de abatir lo que se considera negativo como resultado se produce lo contrario, ya que la resistencia al final provoca más inestabilidad que dejando las cosas en su estado natural.

Ya vimos la fuerza de manipulación de páginas que tiene los grupos que están en contra de los intentos de regulación de la Internet. Los blancos han sido los sitios considerados enemigos, como las dependencias gubernamentales, compañías disqueras, productoras de software.

Se ha ganado una batalla, pero no la guerra. No creo que la Internet logré ser finalmente regulada en su totalidad. La inventiva del ser humano dará respuesta a cómo lograr mejores medios para la distribución de forma libre de cualquier medio, protegido o no.
Lo que los productores, distribuidores o creadores tienen que adaptarse a esta realidad de forma más creativa para no perder la batalla.


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