Sin embargo, objetivamente hay razones más que suficientes para desestimar este mensaje y catalogarlo como uno más de la “guerra sucia” que surge de una real desesperanza al no funcionar ninguna de las estrategias implementadas hasta ahora para producir el descalabro electoral de Enrique Peña Nieto.Primero fue el error en la Feria Internacional del Libro; después vino Carlos Fuentes a abonar fuego a la omisión de Peña Nieto; continúo con la historia de las mujeres y la desobligación del ex gobernador del Estado de México hacia sus hijos nacidos fuera del matrimonio; se le atacó políticamente en el debate; se explotó lo sucedido en la Ibero para después, como parte de la inercia, provocarlo desde un movimiento cuya demanda en sí es honesta, pero que se ha convertido en consigna contra su candidatura. No ha servido ni la campaña de comparación que se ha emprendido desde el PAN, ni el pretender imponer el “Peña Nieto no cumple” al revisar y exponer los supuestos no cumplimientos en las obras comprometidas para el Estado de México.
Muchas acciones y nulo resultado. Hasta se le ha creado el chisme de que su candidatura está confrontada con otras cabezas del príismo, como es la figura de Manlio Fabio Beltrones. Es evidente que se pretende sembrar la desconfianza y la incertidumbre.
Pero la realidad es otra. Hoy el PRI es un partido fuerte que quiere ganar en el proceso electoral del 2012. Mientras que en el PAN las cosas se le ponen graves para Josefina Vázquez Mota, y hasta para el mismo López Obrador que es consciente de que la falta de sincronía con la cúpula del partido del PRD, que es de otra de las llamadas “tribus”, puede ser un gran obstáculo para el momento clave que es el control de la estructura partidista el mismo día de la elección.
Peña Nieto ha incluido a figuras connotadas del panismo como Manuel Espino, ex presidente nacional del partido que fue expulsado por el blanquiazul por mantener una actitud crítica, y más recientemente, la anexión de Lía Limón que renunció al partido después de acusar a panistas del DF como “cuatreros” por corromper el proceso interno del partido en la capital del país.
Josefina Vázquez dice que tales renuncias no le merecen emitir una opinión. Sin embargo, las renuncias sólo demuestran la incapacidad del partido para conciliar y negociar con sus propias fuerzas y procesos internos para darle viabilidad al proyecto de la candidatura.
¿Qué se puede esperar de un partido que realmente hace honor al nombre de “partido”? ¿Tendrá la capacidad de gobernar conciliando con intereses y posicionamientos que son muy ajenos a sus principios cuando nos han demostrado que no pueden ni defenderlos de entre ellos mismos?
¿Por qué hasta ahora no hay un levantamiento a la candidatura de Josefina Vázquez Mota?
El pasado sábado la candidata se quejó de no tener más dinero para la campaña. En la columna de El Universal, escrita por los reporteros y periodistas de ese importante medio periodístico de México, trasciende que los problemas financieros del PAN se deben al desplome electoral de la candidatura, ya que los empresarios u otros interesados ya no ven el atractivo de invertir con una candidatura que simplemente no levanta ni se le pronostica un mejor resultado.
No se va a negar un desplazamiento hacia abajo de Enrique Peña Nieto en las preferencias, como también es realidad un fortalecimiento de AMLO en la segunda posición, lo que constituirá la batalla final, mientras que el PAN se alejará cada día hacia el tercer lugar. Pero  como afirme en líneas anteriores, si algo sabe hoy Andrés Manuel López Obrador es la importancia de una estructura partidista que le asegure la vigilancia durante el proceso y sobretodo el conteo de votos.
¿Tiene AMLO a su disposición esa estructura?… la verdad, yo lo dudo mucho.


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