En un sentido amplio, el interés de la juventud en la participación política es necesario para que el país pueda avanzar en la consolidación de la democracia. Bajo ese prisma u óptica al surgir el movimiento estudiantil se abrigaron las esperanzas de que la juventud hubiese despertado y decidiera actuar de forma más activa y solidaria a las grandes causas de la sociedad: la justicia social, la seguridad, el desarrollo de fuentes de trabajo, fortalecimiento de las instituciones y consolidación de un marco jurídico general a favor de una nación más justa.

Sin embargo el rostro cambió y se modificó al adoptar una posición netamente partidista, lo que tampoco es negativo; pero ya con la consecuencia de estar ligado a los intereses propios del grupo político al que apoyan.

Al final la mayoría de la población decidieron no darle el apoyo en el voto a Andrés Manuel López Obrador. Como paso siguiente se han observado rasgos de exacerbada intolerancia al grupo estudiantil que ya amenaza a la polarización y división social. Entre las medidas propuestas están tomar instalaciones de las televisoras nacionales y hasta el Congreso de la Unión para impedir que el ganador Enrique Peña Nieto asuma la presidencia de México.

Lo malo es que los estudiantes se están dejando llevar por la manipulación y se olvidan de la razón. No entienden que México no es el mismo de hace 6 años. “Somos la burla mundial” – dice uno de los organizadores de la marcha del sábado pasado aquí en Mérida. Pero al mismo tiempo es incapaz de explicar como el candidato ganador ya recibió las felicitaciones del Secretario de la ONU, Kofi Annan; o del presidente venezolano, Hugo Chávez, y otros jefes de estado y líderes mundiales; el reconocimiento que ya realizó la OEA a la fortaleza del sistema electoral mexicano. Mucho menos de cómo se ha rodeado AMLO de personajes como Bejarano, Carlos Ponce, ambos acusados de corrupción; tampoco de la incorporación de salinistas como Camacho Solís o Manuel Barlett, la más reciente adquisición de quien fuese el responsable histórico del fraude de 1988 contra el fundador y líder moral del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, episodio que dio origen a la lucha institucional que propusiera con inteligencia y madurez democrática el ingeniero en lugar de estar, como se dice en estas tierras “en el berrinche y lloriqueo” de un triunfo que AMLO no ha sabido ganar en las urnas.

Lo que si es cierto es que ya se empieza a decir, a nivel nacional, que en el PRD hay preocupación por el camino que pueda adoptar el movimiento estudiantil. Sin duda hay quienes entienden que no es posible continuar con el camino de la polarización y darle, en consecuencia, una vuelta a la página. El movimiento estudiantil puede salirse de las manos del PRD y hasta del mismo López Obrador y actuar sin ninguna dirección y sentido.

Es claro que AMLO ya tiene pensado el camino que él va a seguir. La diferencia, y lo que no se puede probar como ya lo dijo su asesor jurídico Arturo Nuñez, no le dan la fuerza suficiente para salir a las calles como hace 6 años. Por ello ha tenido en los jóvenes los peones para atacar y pretender imponer su propia verdad.

Una vez que todo acabe, que ya se consuma la presidencia de Peña Nieto, cuando AMLO se haga un lado para continuar su propio camino, al no tener apoyo legal ni jurídico ni solidario de aliados que hasta ahora continúan junto a él ¿qué va a pasar con el movimiento estudiantil? ¿se desintegrará? ¿logrará sobrevivir?

La respuesta, el tiempo lo dirá.

AL CALCE. Cuando un funcionario no puede acudir a un acto político, tiene la opción de enviar a un representante personal. Si el asunto es oficial y se llega un representante oficial, lo que haga o deje de hacer éste, lo hace en representación del funcionario institucional. A la reunión de la CONAGO acudió en representación del regente capitalino, Marcelo Ebrad, el subsecretario de Coordinación Metropolitana y Enlace Gubernamental en el DF, Héctor Hernández Llamas, que en NOMBRE Y REPRESENTACIÓN DEL GOBIERNO CAPITALINO avaló el documento. Marcelo intentó negarlo vía twitter por la tarde ese día, sin embargo la red no tiene una validez oficial como si lo tienen los actos hechos por un representante legal. No nos hagamos, Marcelo mandó un claro mensaje a AMLO. Este es un buen ejemplo de la desarticulación que hay entorno al político tabasqueño, que tal y como lo sugirió en días pasados la editorial del prestigiado e influyente El País, es momento que la izquierda reconsideré la conveniencia de seguir apoyando a un candidato que no pudo, y que además, no sabe perder.


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