Una de las cosas que me quedan claras, es que ante una diferencia y su discusión nos permite conocer lo que las partes involucradas piensan. Esto es lo que va a suceder ahora con el caso de la Reforma Energética, una de las más importantes en nuestro país en los últimos tiempos, y que por las circunstancias, constituye una piedra angular para el desarrollo de la nación.
Cada partido político ha dado a conocer su propuesta. El PAN que nos habla de concesiones de algunas áreas de la producción o d
istribución petrolera, el PRI que retoma palabras y principios históricos de la expropiación petrolera de Lázaro Cárdenas; y por parte, el PRD que con voz del hijo de Lázaro Cárdenas se pronuncia a favor de los cambios legales sin alterar los postulados jurídicos de la Constitución Política Mexicana.
Lo que es cierto, y hasta cierto punto es positivo, es la coincidencia que hay que hacer cambios legales en materia energética para modernizar el sector, abrirlo a la competencia de mercado global y garantizar el crecimiento y desarrollo de la economía mexicana.
El problema reside en que lo que se propone modificar pasa por diversos matices en función de los idearios políticos, los dogmas o doctrinas, y por mucho, en las visiones y conceptos que se tiene sobre la producción energética, el petroleo, la soberanía nacional, la rectoría del estado o la iniciativa privada.
La discusión por sí misma es histórica y resultará ser reveledora para los mexicanos y la clase política del país. Habrán quienes se ubicarán en el dogmatismo que impide cambios ante verdades que por sí mismas no se cuestionan, como el caso del petroleo y la relación con la soberanía popular.
Habrán también quienes serán progresistas o liberales, aquellos que afirman que el mundo global exige de la inversión privada para sustentar una acción productiva en materia energética.
Serían, las dos posturas anunciadas anteriormente, lo puntos extremos en una discusión que no puede ya postergarse. Hoy en día es urgente rescatar al país de un desastre energético no controlado. La sociedad mexicanos no puede ya sustraerse de la economía de mercado, competitiva y moderna. Por lo que es importante estar muy atentos a lo que viene y como viene.
En lo personal estoy convencido que la apertura a la iniciativa privada no significa perder la rectoría del Estado en materia energética. Es importante para evitarlo contar con reglas claras, precisas y transparentes.
Estamos a punto esta generación de mexicanos de escribir una nueva historia política y económica del país. En una democracia no debe imperar el gusto particular sino el interés general de la nación. No es un sistema para la complacencias personales o individuales, sino de procurar que no se pierda lo más importante que es el bien común y la justicia social para todos.
AL CALCE. En las redes sociales los que simpatizan con el pensamiento político de izquierda cuestionan al presidente Enrique Peña Nieto el uso de las palabras de Lázaro Cárdenas en la propuesta de reforma energética. Pero el partido amarillo, supuestamente de izquierda, usa la imagen del hijo del Tatá Cárdenas para dar a conocer su propuesta. Yo me pregunto, ¿es Cuauthémoc Cárdenas hoy en día el punto de referencia de la política de izquierda en el país? Resulta que estamos ahora ante una izquierda derechizada, que por linaje sanguíneo se transfiere la voz de la justicia, la libertad e igualdad jurídica.
Como una vez afirmé, y en estos momentos insisto: la lucha por el petróleo no es una defensa del pasado, sino un mirar hacia adelante para adecuarnos a los tiempos modernos y garantizar el crecimiento y desarrollo económico del país.
Espero que esta publicación sea de tu interés. Me gustaría seguir en contacto contigo. Por lo cual te dejo mis principales redes para dialogar y comentar los temas de interés para la sociedad y nosotros.