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Hace 60 años, específicamente el 17 de octubre de 1953, se publica en el Diario Oficial de la Federación el decreto que le otorga a la mujer la facultad para votar y ser votada en cargos de elección popular. Un hecho que significó la consolidación de la democracia, la justicia, igualdad y equidad que años anteriores fueron la bandera de las luchas feministas. Con lo cual la mujer dejaba de ser un sujeto pasivo sino un ser activo en el proceso de toma de decisión política. 

Conquista relevante para consolidar un papel activo en la participación en los procesos de toma de decisión política que inició en los estados de Chiapas, Tabasco y Yucatán cuando en 1922 se concede a aquellas el derecho de las mujeres para participar en elecciones municipales estatales.

Lo que ocasiona que nuestra entidad una mujer logré en 1923 ser electa diputada en el Congreso del Estado. Su nombre Elvia Carrillo Puerto. Motuleña, consiguió por primera vez para la mujer en México una posición política que le permitió luchar por el control de la natalidad, la libertad sexual y el divorcio. Pero más allá de esos temas, la relevancia de que las mujeres podían acceder a estructuras importantes de poder, y desde ahí, influir en las decisiones con sus ideas y propuestas. Fiel a su convicción en 1925 regresó a Yucatán – después de huir de la entidad por amenazas de muerte ante el fusilamiento de su hermano Felipe Carrillo Puerto – para asistir al Congreso Feminista efectuado en Mérida, después del cual envió una carta a la Cámara de Diputados federal que buscaba convertirse en iniciativa legislativa y apoyada por miles de firmas de sus seguidoras, en la que sostenía los principios de la igualdad de géneros y en la que se solicitaba la reforma al artículo 34 constitucional para aprobar el voto femenino. Pero aún no era el tiempo ni las circunstancias para que se diera el cauce legal a esa petición.

Ni siquiera Lázaro Cárdenas, presidencia de izquierda, se atrevió a darle lugar a la mujer en las elecciones. Hoy se sabe que los perjuicios entorno a esa capacidad no permitía esa posibilidad. Se creía, que las mujeres serían influenciadas por los curas, por lo cual, el clero recuperaría el control político que había perdido con la separación Iglesia-Estado.

Fue durante el periodo del presidente Ruiz Cortinez cuando se modifica los artículos 34 y 115 Fracción I de la Constitución, con lo cual se le otorga la ciudadanía en igualdad de derechos y obligaciones y que concretó que el derecho al voto y ser votadas se aplicará igualmente al hombre y a la mujer. Fue un paso en la legislación federal que corona esfuerzos de diversas entidades de la federación que en legislaciones propias ya lo había otorgado. Para aquel entonces destacan los nombres de Aurora Meza Andraca, la primera alcaldesa en el municipio de Chilpancingo, Guerrero en 1938 y Aurora Jiménez Palacios, la primera diputada federal por Baja California en 1952.

Posteriormente, en 1974, las toman protesta las primeras senadoras, María Lavalle Urbina y Alicia Arellano Tapia, por el Estado de Campeche. Siendo Lavalle Uriba quien tiene el mérito de fungir como presidenta de la Cámara Alta, la primera mujer en tan alta responsabilidad legislativa. La primera gubernatura para una mujer es en Colima en la persona de Griselda Alvarez en 1979.

No será hasta 1988 cuando surge la primera candidata a la presidencia de la república en la luchadora social Rosario Ibarra, que aunque no ganó su decidida participación fue modelo para que posteriormente más mujeres decidieran entrar en la política de forma activa y comprometida.

En Yucatán, en los tres poderes del estado, ha existido una participación activa de las mujeres. En dos ocasiones el Poder Ejecutivo ha estado en manos de una mujer. De los 11 magistrados que conforman hoy el Tribunal Superior de Justicia del Estado, cinco son mujeres. Como representantes populares igualmente han llegado mujeres en el Congreso del Estado.

Decir 60 años es fácil, el camino recorrido desde el reconocimiento del derecho de voto a la mujer no ha sido sencillo. Lamentable es que aún existan los prejuicios en contra de las féminas, de su capacidad, liderazgo y fortaleza. No obstante el camino de la mujer se hace con fuerza, esfuerzo, fortaleza, compromiso y decisión.

Falta mucho por hacer, aún hay perjuicios que impiden que mujeres puedan desarrollarse plenamente como madres de familia, amas de casa, rectoras de los hogares, profesionistas o políticas. Todavía no disminuyen los feminicidios, la violencia familiar y tampoco el maltrato físico y psicológico, ni la trata de blancas.

Por ello es necesario que estos días sean también de reflexión social para cambiar los paradigmas que continúan siendo obstáculos para el desarrollo de pleno de las mujeres. Que la celebración sea el impulso para darle a la mujer 


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