renanbarreraEn Derecho se dice que se privilegia lo escrito en cuanto se habla de un contrato o convenio por encima de la expresión verbalizada de forma oral. En la sociedad, la honestidad da preponderancia a la palabra, ya sea escrita o dicha oralmente. En la medida que se cumpla con la palabra, se goza de buena fama y certidumbre en la confianza entre dos interlocutores.

La clase política debe priorizar cualquier expresión, ya sea documentada o manifestada en una declaración. Todo es susceptible de juzgar… y por qué no hasta politizar. La política se dice el arte de gobernar una ciudad. Esto implica talento, aptitud y capacidad. Todo lo que se hace por la “polis” – es decir, la ciudad – compete a los ciudadanos y otros actores de la misma sociedad que debe aspirar y coincidir que las mejores decisiones, las que cuidan el interés público y bien común, deben ser tomadas con responsabilidad.

Cuando comento en las redes sociales, en días pasados, el caso de las luminarias, hay quien me dice que todo empezó con Angélica Araujo, pretendiendo con ello responsabilizarla del problema que hoy tiene el Ayuntamiento de Mérida. Hasta cierto punto tienen razón. En la administración pasada se tomó la decisión consensada y avalada por todos los regidores, inclusive por los del PAN, de cambiar las luminarias.

Tanto Lizette Mimenza, hoy como secretaría de gobernación del Ayuntamiento y Claudia Canto, la tesorera, votaron a favor como regidoras a la propuesta de Angélica Araujo. Ambas funcionarias de Renán Barrera avalaron terminar de forma unilateral el contrato de arrendamiento formal y legalmente suscrito entre la empresa AB&C Leasing y como intermediario, en un contrato de factoraje financiero, del Banco Santander.

Es claro que no se siguió un procedimiento legal de recisión de contrato, simplemente se dejo de pagarle a la empresa AB&C Leasing, aún cuando habían lámparas que seguían operando bajo la figura de arrendamiento de la empresa. Lo que ha constituido un continuo revés jurídico para el Ayuntamiento al reconocer un tribunal administrativo federal que el contrato aún es vigente mientras no se resuelva el litigio por la decisión de la administración municipal, por lo cual se mantiene la obligación de pagar por el uso de las lámparas que aún estén operando. A esto, se le ha sumado la demanda del Banco Santander, cuya participación legal en un contrato de factoraje financiero, que como financiadora ve afectado los intereses económicos comprometidos en la suscripción del contrato correspondiente.

Este ha sido el marco del escándalo del Ayuntamiento en cuanto al caso de las luminarias. Decisiones en contrasentido del respeto que debe tener el órgano de gobierno del Ayuntamiento con la instalación de un consejo ciudadano, que si bien es parte de un espíritu de supuesta rendición de cuentas, una autoridad no debe hacer lo diferente de lo que le marca la ley realizar. Sin licitación como lo establece la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos con la excusa absurda de urgencia, se compró de forma directa.

La empresa AB&C Leasing se defendió de los fallos en lámparas por la falta de mantenimiento a la red eléctrica municipal. Acotó que la administración municipal no le informaba oportunamente de las lámparas que no encendía para hacer los cambios correspondientes.

Hoy se le cae el asunto a Renán Barrera. Los ciudadanos son conscientes de los múltiples apagones en calles importantes de la ciudad. No hay colonia en donde, por lo menos, funcionen al cien por ciento todas las luminarias. Como respuesta el Alcalde pidió en la última sesión de Cabildo la autorización para la licitación de seis nuevas grúas para resolver de forma más que pronta los problemas de las lámparas apagadas. Es decir, que CONFIRMA CON SU DICHO QUE EL PROBLEMA NO ES LA LÁMPARA, SINO LA FALTA DE MANTENIMIENTO.

En otras palabras, queda claro que Renán Barrera nos engaño a los meridanos. En su afán de buscarle a Angélica problemas mediáticos, le apostó a las lámparas para señalar con ello el desastre que el regreso del PRI hizo de Mérida. Lizette Mimenza y Claudia Canto lo secundaron, sin importarles que ellas, en su caso, fueran también cómplices con su voto de aprobación de lo que hoy ya no pueden resolver al salirse toda esta situación de control.

En la evidencia están los hechos. Las inferencias que deducimos de los dichos y acciones del Ayuntamiento solo nos permiten calificar a esta administración panista como una de las ineptas que han gobernado Mérida.

Con razón ya no hay muchos que lo defiendan en las redes sociales. Hasta los panistas se están haciendo a un lado. El Alcalde, junto con todos los de su administración, se está quedando solo. 


Espero que esta publicación sea de tu interés. Me gustaría seguir en contacto contigo. Por lo cual te dejo mis principales redes para dialogar y comentar los temas de interés para la sociedad y nosotros.