Un grano de sal puede medir entre 0,7 mm y 3,2 mm de diámetro. Proporcionalmente a la existencia de otros componentes es infinitamente pequeño. Sin embargo, cuando hay cantidades considerables de granos de sal, en conjunto, tienen muchas aplicaciones para la vida cotidiana de los seres humanos, constituyendo un elemento esencial y fundamental para la vida misma.
La sal se usa para aderezar alimentos, para mantenerlos frescos libres del deterioro natural, así como también para el relajamiento en los spas y masajes. Se emplea en la industria farmacéutica para que combinados con las sustancias activas y necesarias para propiciar salud a las personas. Inclusive se ha usado en ritos ceremoniales como sucede en el caso de los altares para muertos, donde la sal juega un papel de purificación y limpieza espiritual. Para el catolicismo, a los seguidores de Jesucristo, sus “maestros en la fe” los exhortó a ser “sal de la vida” al momento de enviarlos a evangelizar el contenido doctrinario de su pensamiento religiosa.
Es significativo que se use la sal en un sentido analógico para el análisis de nuestra labor como maestros en la nueva reforma curricular en educación media superior. Un subsistema educativo que busca la preparación para la vida universitaria y profesional, y en algunos casos, una etapa terminal para la incorporación de ciudadanos a la vida productiva del país.
Los maestros somos un elemento esencial como fuerza operativa que mueve el engranaje del sistema educativo nacional. En la actualidad hay un deterioro de la imagen y autoridad, que no se trabaja, que hay mucha ociosidad, flojera o desidia. Sin embargo hay cada vez una mejor exigencia para trabajar con más responsabilidad y compromiso. Generar competencias en los alumnos exige igualmente desarrollar competencias en los maestros, modificar paradigmas antiguos para abrirse a las nuevas tecnologías, capacitación y actualización en conocimiento, desarrollo de habilidades que implican procesamiento de información, consolidación de nuevas actitudes y solidaridad, tolerancia y flexibilización.
En lo personal manifiesto un deliberado convencimiento en el desarrollo de competencias. En el último semestre de la carrera de Licenciatura en Educación conocí el modelo educativo de Marzano. Un paradigma que nos alejaba del conductismo objetivo hacia un modelo más constructivista del aprendizaje. Empecé a trabajar en el Conalep cuando se incorporaba el concepto de competencia en la educación, por lo menos centrado en el desarrollo de las habilidades técnico-profesionales.
Posteriormente el desarrollo profesional me llevó a trabajar en la capacitación industrial. Como entrenador de procesos, la compañía más importante de refrescos embotellados en Yucatán, me brindo la experiencia del análisis de los perfiles en los puestos, que en sentido amplio se vinculan con las competencias laborales necesarias para la consolidación del sistema de calidad que eleva la competitividad de la compañía.
Con ese bagaje de conocimientos y experiencias retomó las clases cuando el concepto de competencia empieza a incorporarse en los planes y programas de estudios de bachillerato. No se me sido difícil entender la propuesta de competencias, aunque faltaba la capacitación específica, más profunda y reflexiva de cómo debe funcionar el sistema formativo.
Con esta experiencia del diplomado que busca mejorar nuestras competencias docentes se cubre en gran parte esa necesidad personal. Con el tiempo y las actividades hasta ahora desarrolladas me han permitido analizar con detalle la visión, el alcance, definición y clasificación de las competencias a desarrollar con los estudiantes en la actividad docente, así como también, de los requerimientos de mejora que los maestros debemos desarrollar y madurar para responder de forma efectiva y óptima a las exigencias del modelo.
En la actualidad me he sentido honrado que la coordinadora de la Academia Estatal de la asignatura de Taller de Lectura y Redacción me invitará a ser parte de los autores de las nuevas guías docentes para alumnos y maestros. Ha sido un reto muy interesante concretar los contenidos teóricos, habilidades y actitudes enmarcados en las competencias comunicativas tan necesarias en este mundo global. Con esta aportación me queda la satisfacción de hacer una aportación significativa a la concreción curricular en un nivel institucional.
Retomando la analogía inicial de la sal, reproduzco una poesía que sobre el tema donde se resalta la importancia de este elemento en la naturaleza.
“La sal de la tierra” de Giannis Ifantis. Traducción: Alejandro Aguilar.
Bajo la antigua voz del cuervo, FUENTE: http://alekoudari.wordpress.com/2007/12/25/la-sal-de-la-tierra-poema-griego-giannis-ifantis/ |
En conclusión, así como la sal es la sabiduría del mar, el maestro es el elemento esencial de la educación, el motor, la energía… como se dice: la sal que ennoblece la educación.
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