De acuerdo con la Ley de Gobierno de los Municipios del Estado de Yucatán, en los artículos 68 al 69, se establece el marco legal de la sindicatura municipal. La figura del síndico surge de los procedimientos de quiebra como un auxiliar de la administración de la justicia encargado de la administración de los bienes del quebrado, con la obligación de asegurarlos y administrarlos, en tanto que no se distribuya el importe de los mismos entre quienes se hayan reconocido como acreedores en el juicio de quiebra. Es decir, resguarda los bienes económicos para que no se lapiden o caigan en un perverso juego de interés que puede surgir por el litigio de liquidación.

En el caso de la administración municipal siendo el cabildo la máxima autoridad de un Ayuntamiento conformado por los regidores, se destaca las figuras del alcalde que posee la representación jurídica de la administración, y por otro lado, el síndico que tiene entre sus funciones con fundamento en el artículo 69 de citada ley:

  1. Vigilar el funcionamiento de la hacienda pública y la administración municipal
  2. Representar al Ayuntamiento conjunto o separadamente con el Presidente Municipal, en su caso, cuando se trate de cuestiones fiscales y hacendarias.
  3. Solicitar y obtener del tesorero, la información relativa a la hacienda municipal y demás documentos de la administración, que sea necesaria para el cumplimiento de sus obligaciones.
  4. Vigilar la difusión y transparencia de la cuenta pública, del presupuesto de egreso y el informe que rinde el Presidente Municipal, sobre el estado que guarda la administración municipal.

En el caso de Mérida quien debe cumplir con las anteriores obligaciones es la regidora síndico Lic. Lizbeth del Carmen Estrada  Osorio que por la naturaleza del cargo que ostenta es parte de las comisiones de Gobierno, Patrimonio y Hacienda, de Desarrollo Institucional y Comisión Especial de Organismos Municipales.

Es muy claro que ante todos los problemas que los medios han destacado por ser realidades evidentes, el trabajo de Lizbeth Estrada queda muy atrás del cumplimiento de las obligaciones legales que debe vigilar para ser una auténtica guardiana de los intereses económicos del Ayuntamiento.

¿En dónde se encuentra evidenciado su reclamo por el “asalto” y daño patrimonial a favor del Dr. Alfonso Peniche con el asunto de la ventanilla única que recibió más de medio millón de pesos en reparación en un edificio, al cual hay que aumentar la renta mensual, sin que hasta el momento se use?  Claro no hay ninguna necesidad de que se abran esas oficinas, la de Plaza de las Américas cumplen funcionalmente su cometido. Aquí es más que claro que se concreta un tráfico de influencias para favorecer de forma descarada a un aliado. Con su pasividad la síndico, junto con la una incompetente contralora que no puede acabar con una investigación, ya hay cuatro personas – si a este selecto grupo incluimos al Alcalde y al beneficiario que también en funcionario de la administración – que conforman una banda de funcionarios corruptos, que están atentando contra la sanidad del dinero público del Ayuntamiento.

¿En dónde está el informe detallado de los gastos del Carnaval de Mérida? ¿No debería ser la síndico quién le exija públicamente a Renán Barrera que cumpla con la transparencia y rendición de cuentas?

Pero también está el caso ventilado por el Diario de Yucatán donde se exhibe al Ayuntamiento de Mérida como un evasor fiscal al no pagar el impuesto del 4 por ciento sobre nómina. ¿No debería la Lic. Lizbeth del Carmen Estrada quien intervenga para garantizar que el cumplimiento de una obligación fiscal sea cumplida a cabalidad por la administración municipal?

Aunque el CP Carlos Pasos Novelo, director de la Agencia de Administración Fiscal del Estado de Yucatán, no quiere ejercer acción sancionadora por la evasión fiscal; sería parte de un compromiso de las administraciones panistas, que presumen de buen gobierno, ahora que le pide a los ciudadanos en general el cabal cumplimiento de sus obligaciones fiscales dar el correspondiente ejemplo.

Pero bien sabemos que Lizbeth Estrada es tan solo un títere y operadora política del Alcalde. A ella no le importa cumplir con sus obligaciones y está sumida a las directrices y órdenes de quien cree ella es su jefe. Los ciudadanos ya nos dimos cuenta que ella no tiene la estatura política, el cargo le quedo muy grande.

AL CALCE. En el equilibrio o contrapesos del sistema político mexicano no debería estar la sindicatura municipal a manos de la primera fuerza de oposición. Tal vez así los presidentes, como Renán Barrera, no tenga una total manga ancha para hacer lo que se les pegue la regalada gana.


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