Hace algún par de días recibí por vía twitter de una mujer que hace una crítica a la persona del Presidente de la República al cual feminiza su nombre escribiendo “Enriqueta Peña”. A partir de ahí se generó un debate donde se centró mi argumento en el menoscabo del valor de la mujer al usar la connotación femenina para menospreciar al presidente.

Si algo se piensa que la sociedad ha madurado es hacia una comprensión mayor sobre el valor de la mujer. Sin embargo, la acción descrita demuestra que aún falta mucho por hacer.

Es más que claro que la intención de feminizar el nombre del presidente sería atribuirle a él un valor menor de hombre. En una sociedad con perspectiva de género tendrían sus miembros que saber que ningún sexo – hombre y mujer – está encima de otro, que ninguno vale más que otro.

Esto nos lleva a confirmar que el machismo mexicano lamentablemente está arraigado en la sociedad mexicana. Esto pone el hombre – macho por encima de la mujer. La mujer, en consecuencia, es menor que el hombre. En el simbolismo social del machismo cultural donde la mujer es la débil, la no inteligente, la que es menos, que no vale.

El compromiso de una sociedad evolucionada bajo los principios de una perspectiva de género nos abre la mente hacia el respeto mutuo entre los géneros. Que ambos son iguales en capacidades y valor.

Triste es que aún existan mujeres que no han entendido el gran valor de la mujer misma. La denostación feminizada, que es emitida por una mujer, solo demuestra su escasa evolución social y humana… así de simple.


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