Aún no ha terminado del 2016 y se empieza a configurar el 2018 sin pasar el 2017. Así parece contar el tiempo en la política mexicana por las cuestiones electorales. Para Yucatán reviste importancia por que significará la remoción en los tres niveles de gobierno: federal, estatal y en los 106 municipios. Es claro que los preparativos y definiciones han empezado. Las estructuras de gobierno empiezan a moverse para posicionar un nombre o grupo político.

Son tiempos y acciones que se suscitan en la intimidad de los partidos políticos. Estos deberán contener los ánimos y las pasiones que surgen de la disputa política. Lo que menos deben propiciar son rupturas que potencialice una eventual derrota.

¿Qué es lo que queremos los ciudadanos para las próximas administraciones?

Si partimos de la referencia nacional, el regreso del PRI a la presidencia de México no significó el retorno del sistema hegemónico y vertical que caracterizó a los anteriores gobiernos príistas. El mundo global y tecnológico, con la expansión de las redes sociales vino a configurar espacios muy abiertos de discusión política. Como ningún otro presidente, la viralización y memetización de los actos políticos de Enrique Peña Nieto tomaron una tónica de exacerbados ánimos contrarios a la figura presidencial. Algunos con fundamento, pero muchos más en la sinrazón y con el objetivo de disminuir a toda costa y con la manipulación de la información la acción de gobierno.

Esto abre un reto para los próximos a ocupar cargos públicos. La sociedad está cada vez más abierta a la crítica sea positiva o no sobre la actuación de las autoridades. El cuestionamiento es mucho más directo. No se puede cometer los mismos errores de no saberse comunicar. La imprecisión es motivo de linchamiento mediático.

Es una arena política donde no muchos saben jugar. El endiosamiento y soberbia que hay en diferentes funcionarios actuales, que aspiran a ser parte del paquete electoral no tiene ya cabida. Se necesita de hombres y mujeres que se acerquen frente a frente y cara a cara con los ciudadanos. Que la claridad de la propuesta no deje lugar a pretextos posteriores para justificar el incumplimiento.

Si algo aspiramos como ciudadanos son los resultados de la acción política y de gobierno. Vivimos un mundo de inmediatez que resulta difícil concebir a tiempos lejanos los beneficios de una acción. Esto no implica que el político se sustraiga de una visión de Estado o de gobierno. Pero si es prioritario darle importancia a lo que más quiere la gente y que se relaciona con los satisfactores cercanos a las necesidades básicas, servicios públicos, sueldos y salarios, mejores oportunidades de trabajo, pero sobretodo, de seguridad, paz y armonía social.

Necesitamos que ahora si las consideraciones de género se vuelvan una realidad y que estén por encima de las cuotas de género. La mujer en la política merece un lugar destacado, hombro con hombro, con el hombre en la construcción de una sociedad más igualitaria. El reconocimiento del talento y la capacidad debe ser la bandera para la lucha política sin distingo de sexo alguno.

El camino, aunque parece a larga distancia, lo tenemos a la vuelta de la esquina. En los partidos políticos se mueven las personas. Trasciende en las noticias quienes están levantado la mano para decir “yo quiero ir”.

La pregunta que se deberían hacer ¿he hecho lo suficiente para ser una verdadera y real opción de mi partido para encabezar una lucha política y electoral?

Los ciudadanos vamos a votar. Yucatán tiene el record histórico de participación ciudadana en procesos electoral. No hay duda que continuará refrendando ésta en las próximas elecciones. De hecho, ya se empieza a debatir entre los amigos a los “suspirantes”.

¿Están ya preparados para asumir el reto?

Al tiempo.


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