Una perspectiva filosófica

 

Es difícil entender la complejidad del pensamiento platónico si no partimos del mito de la caverna. Para Platón la base del conocimiento filosófico está en el descubrimiento de la idea eterna. De aquella que es la verdadera; pero que no se encuentra a la percepción del hombre, por estar éste dentro de una caverna donde solo puede percibir sombras. La tarea del filósofo, para Platón, es la contemplación de esa idea eterna y llevarla al conocimiento del hombre como un proceso de develación de la verdad.

“¿Permitiremos, pues, sin inconveniente alguno que los niños escuchen al primero que encuentren las fábulas que quieren contarles y que las reciban en sus almas, aun siendo contrarias con mucho a las ideas que deseamos en su mente cuando lleguen a la mayoría de edad?” – se cuestiona el filósofo en su texto La República.

El mismo filósofo acepta que tales relatos sirven de modelan al individuo en un proceso formativo del hombre. Sin embargo, censura aquellas que presentan una realidad diferente. Un mundo de ideas falaces de una realidad que contrastará cuando el individuo crece y se desarrolla en el entendimiento y la compresión de una realidad.

Es claro que la filosofía se distancia de la explicación teológica del mundo. Los relatos de Hesíodo o Homero donde se concibe un mundo fundamentado en el “destino”, aquella línea de acontecimientos y hechos derivados de los deseos de los dioses del Olimpo. Aquí no había mayor explicación que los dioses para configurar las guerras a los caprichos de las deidades que conformaban el Partenón griego.

Platón se opone a esa realidad.  Exige de los poetas adecuar el tránsito de la fábula a los adultos con textos que correspondan más a la realidad de la evolución racional del hombre. Aunque no niega la utilidad de la fábula infantil como parte de un proceso de enseñanza de virtud, pero no para la construcción de una percepción del mundo.

“… la verdad debe prevalecer sobre todas las cosas” – sentencia Platón.

Es por ello que propone, para una mejor conducción del hombre a la verdad, una serie de elementos y recomendación para que la poesía resulte perfecta.

En el caso de Aristóteles, otro de los filósofos clásicos de la filosofía griega, reconoce en primera instancia que tanto la poesía, como otros llamados géneros epopeya y la tragedia, son imitaciones de la vida. Aunque al final entre ellas existe diferencias en los medios de imitación. Cada uno tiene su naturaleza y elementos distintivos que caracterizan su esencia.

En la poesía, de acuerdo a Aristóteles, un elemento que va junto con la poesía es la métrica.

“… se le debe dar el nombre de poeta a aquel que hiciere sus representaciones combinando todas las métricas”

El origen de la poesía es precisamente la imitación que es natural en el hombre desde la infancia. Con la imitación vamos conformando una percepción de las cosas. Pero la imitación no se limita solo a los objetos, sino también, a la armonía y el ritmo. Lo que constituye una segunda causa de su génesis.

En contraste con Platón, Aristóteles se opone al mundo de los ideales. La base de su filosofía de hecho es el realismo. Es por ello que encontró en la tragedia la poesía más filosófica. Para el filósofo es la que muestra más la naturaleza humana. Es el reflejo de la felicidad y la desgracia que como ciclo se resuelve en la acción y que es el fin de la vida misma. Los personajes de la acción dramática no presentan caracteres, sino que asumen esos caracteres para el desarrollo de la acción.

A manera de conclusión, puedo decir en lo personal me inclino a una combinación o postura ecléctica entre ambos pensadores. Es cierto que en la poesía hay una fantasía implícita por ser el producto de la subjetividad del poeta. Sin embargo, no puede desprenderse de la intencionalidad de reflejar, como si fuese un espejo, la realidad que se vive, lo que se siente y se experimenta como parte de la vivencia humana.

En alguna ocasión una persona me dio una definición de arte que adopte como propia: el arte es un corte de la realidad.

La realidad es la cotidianidad de lo que vivimos. La poesía como reflejo de esa realidad nos presente un corte de la misma. De la cual no podemos sustraernos del mundo ideal al que aspiramos de forma racional o de manera intuitiva. Como fundamento queda las concepciones de la realidad, de la vida, del ser y del mundo que el poeta toma para construir una propia verdad que con valores estéticos se manifiesta en la poesía.

 

 


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