Hasta hace unos años, los editores en este país solían quejarse de la falta de historias juveniles y la excesiva dependencia de traducciones del extranjero; sin embargo, esa situación se ha revertido y hoy se cuenta con una sólida industria en el ramo, comparable a las de Argentina o España, países con una larga tradición al respecto.
Así lo considera Adolfo Córdova, periodista, investigador, escritor y férreo promotor de la literatura infantil y juvenil en México, quien el próximamente presentará en esta ciudad su más reciente título: Jomshuk. Niño Dios del Maíz, un poema de largo aliento rescatado de la tradición oral popoluca, con ilustraciones de Amanda Mijangos y Armando Fonseca.

En charla con Litoral, Córdova reconoce que sí hubo un momento en que la creación nacional para niños y jóvenes se vio rezagada, pero hoy existen muchos autores consolidados y cada vez surgen más premios en México, a los que envían autores españoles, argentinos, chilenos, etcétera.

México se ha vuelto un referente iberoamericano en este tipo de literatura, en particular de autores, ilustradores e incluso de colecciones; es un momento emocionante y aún hay mucho bueno por ocurrir, vislumbra quien cuenta con Maestría en Libros y Literatura Infantil y Juvenil por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Es un momento prolífico, continúa, pues la oferta que existía se ha consolidado y vienen pujando algunas otras editoriales en subgéneros como literatura para bebés o las novelas gráficas, que prometen en un terreno donde hay mucho por desarrollar.

Sobre las temáticas que abordan los escritores en este ámbito, estimó que existe una tendencia hacia el realismo y tanto en el ámbito infantil como en el juvenil, hay un amplio abanico de personajes que ya permiten retratar, por ejemplo, temas como la violencia, la marginación, los refugiados, etcétera, reduciendo la brecha entre lo que los niños ven en el mundo y lo que los autores les proponen en sus libros.

Desde luego aún hay otros pendientes, como el de la diversidad sexual, de lo cual se ha escrito poco, “pero no se trata de cubrir cuotas, yo no estoy a favor de eso… tienen que surgir de la necesidad del creador de contar algo”.

“Tampoco veo muchos autores o editores que se hayan animado a publicar personajes que vayan en contra de las normas, de eso hay poco, pero creo que por ahí se va a desarrollar mucha de la literatura por venir, cada vez con temas más complejos que, desde un tratamiento realista o fantástico, le hablen a niños y jóvenes de la época que les tocó vivir”, confía Córdova.

No se trata de ser literales y escribirles de tragedias como la de Ayotzinapa, sino de crear historias donde, desde la metáfora, se hable a los lectores de cómo a veces, aquellos que te deben proteger, son los que acaban por agredirte.

Respecto a su trabajo y a si piensa seguir la línea de textos como Jomshuk, Niño Dios del Maíz, publicado en editorial Castillo, donde hace una relectura del mito que escuchó en la comunidad de Piedra Labrada para crear una versión poético-musical del mismo, mencionó que sí le interesa seguir explorando.

“Lo que buscamos en este caso fue revalorar las historias nuestras e inyectarles el lenguaje poético, fijarlos con la apuesta musical y particular de la poesía escrita, haciendo una edición ilustrada que fuera atractiva para los niños y las niñas.

“No sé si será una serie, pero quiero escribir por lo menos otro que, desde la poesía, recupere las voces y los paisajes de nuestra identidad, creo que es importante mostrar esas posibilidades a los lectores, y que sepan que, así como pueden divertirse con un cuento de hadas europeo, también puedan fascinarse con un personaje que tienen a la vuelta de la esquina de su casa”, destaca.

Para mantener ese rumbo se debe estar cerca de los lectores, y que quien quiera escribir para niños y jóvenes recuerde que no le escribe a personas hipotéticas, sino reales.

La idea sería seguir construyendo un camino donde se respete mucho a los lectores, se les escuche, se conozca lo que les interesa, dónde y en qué soportes consumen la ficción, a fin de que los libros tengan más posibilidades de significarles y quedarse en sus vidas.

Que, en el mejor de los casos, los vuelvan lectores o encuentren en la literatura lo que en los videojuegos o en YouTube; que vean que los libros son parte de esa cadena donde pueden recrearse a través de la ficción, finaliza el escritor.

Adolfo Córdova (Veracruz, 1983) estudió periodismo, pero le interesaba hacer literatura, y fue su ingreso a un suplemento infantil lo que dio un giro de tuerca a su profesión y lo llevó a profesionalizarse en Literatura Infantil y Juvenil, cuya difusión apoya desde el blog especializado: Linternas y bosques.

Ex becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, ha escrito libros como Dragón blanco y otros personajes olvidados, publicado por el Fondo de Cultura Económica, y con el cual ganó el premio Juan de la Cabada, y antes la novela de amor Para la niña detrás del árbol, con ilustraciones de Carmen Segovia, entre otros títulos.


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