NOTA PUBLICADA POR ANIMAL POLÍTICO DE SUMO INTERÉS EDUCATIVO

 

En las comunidades indígenas del país padres de familia y maestros tuvieron que ingeniar estrategias para que los estudiantes no truncaran su aprendizaje durante el cierre de escuelas por la pandemia del COVID-19, aunque esto significara ignorar el confinamiento.

En Yucatán, explica Enrique Cetina, quien se desempeña como docente de educación indígena desde hace 29 años, se cuenta con señal de celular en cabeceras municipales o localidades con una cantidad considerable de población y para algunas empresas telefónicas resulte redituable este servicio; sin embargo, en muchas comunidades indígenas alejadas no se cuenta con señal telefónica.

Y lo mismo ocurre con el internet.

Esta situación dejó fuera a muchas comunidades indígenas del programa Aprende en Casa en su primera versión, es decir, en la conclusión del ciclo escolar 2019-2020.

Para el arranque del ciclo escolar 2020-2021, la estrategia Aprende en Casa se fortaleció, pero los programas, lamentó el docente, no estaban disponibles en canales abiertos, sino en ciertos canales de gobierno y televisión de paga. Por lo que de nueva cuenta las comunidades indígenas quedaron fuera.

“La Secretaría (de Educación) estatal solamente ofreció unas cuantas actividades de manera general en lengua maya a nivel nacional, pero no hubo algún proyecto que estuviera dirigido a la población infantil y juvenil mayahablante de las escuelas de gobierno. El Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) proporcionó cuadernillos en lengua maya y programas de radio para sus escuelas, pero las escuelas del sistema federal y estatal no tuvieron acceso a ellos ya que no hubo coordinación y no se ofrecieron esos materiales”, detalla el maestro.

Los docentes se vieron en la necesidad de romper el protocolo de no asistir a las escuelas e implementaron por periodos mensuales, quincenales o semanales visitas a las comunidades y escuelas para llevar actividades de aprendizaje a través de tareas adaptadas, contextualizadas y prioritarias en el lenguaje indígena o español, según fuera la necesidad, y se reunían con padres, madres o tutores para entregar y explicar las actividades.

“Esa decisión que tomaron maestras y maestros no fue fácil, ya que implicó correr un riesgo de contagio en los viajes de sus hogares a las comunidades, pudieron haber llevado las enfermedades a los pueblos que aún no sufrían contagios. Por otra parte, en la mayoría de los casos los tutores difícilmente podían apoyar en los aprendizajes, ya que muchos son analfabetas y no cuentan con elementos o conocimientos para apoyar a sus hijas e hijos”, agrega Cetina.

Además del peligro, estas visitas implicaron un gasto económico para los docentes quienes no solo tuvieron que planificar y diseñar materiales de trabajo que pudieran entregar a los estudiantes y a sus tutores para que resolvieran, a manera de tareas, en casa.

El alumnado era atendido en grupos muy reducidos, casi de manera personalizada, en donde les explicaban los proyectos a elaborar. Se inició con cuadernillos y estos fueron evolucionando a fichas o proyectos didácticos, con la finalidad de hacer más llevadero y menos costoso los materiales que los docentes les entregaban.

“Lo claro es que la SEP no pensó en estos niños, niñas y jóvenes, y las condiciones reales de su contexto, no se atendieron por la SEP ni por los gobiernos estatales estas necesidades específicas”, reclamó el maestro.

En sus tres etapas, la estrategia Aprende en Casa sólo incluyó 2.4.% de los programas de televisión en lenguas indígenas. En radio, solo se realizaron 804 programas de radio en lenguas indígenas y se transmitieron en 18 entidades federativas.

Además, únicamente se publicaron 120 materiales multilingües en la web y sólo 775 programas -de los 10 mil 257 que se transmitieron- contaron con intérpretes de Lengua de Señas Mexicanas (LSM)

Fallan en comprensión de lectura y matemáticas

Con una muestra de 2 mil estudiantes de 10 a 15 años -todos ellos beneficiarios del Programa Nacional de Becas para el Bienestar Benito Juárez- la organización Mexicanos Primero realizó el estudio de campo denominado Equidad y Regreso a Clases para conocer los efectos en el aprendizaje de los estudiantes luego de la suspensión de clases presenciales a causa de la pandemia de COVID-19.

Después de 20 meses en los que las escuelas permanecieron cerradas y los alumnos debieron tomar clases en casa, ya sea a través de la televisión o plataformas virtuales, el rezago educativo es indudable, sin embargo, en caso de los alumnos hablantes de lenguas indígenas o con discapacidad, éste es aún más alarmante.

Por ejemplo, en el caso de la comprensión de lectura, el trabajo de campo reveló que 5 de cada 10 estudiantes entre 10 y 15 años no entienden el contenido de un texto de cuarto grado de primaria.

“Es muy preocupante que el 49.3% de los jóvenes de 15 años no hayan respondido de manera correcta, pues se trata de contenidos que revisaron en cinco años escolares previos y que se supone que han estado reforzando de manera continua, lo que muestra un rezago en su aprendizaje”, explicó Katia Carranza, investigadora de Mexicanos Primero.

La brecha se agudiza en el caso de aquellos con alguna condición de discapacidad pues 7 de cada 10 no pudieron comprender el texto.

En matemáticas, las cifras son aún más preocupantes.

Menos de 1 de cada 10 estudiantes de primaria y secundaria pudieron resolver una operación utilizando fracciones, mientras que 7 de cada 10 de los estudiantes con alguna discapacidad no pudo realizar una resta.

“Estas brechas se siguen ampliando, 6 de cada 10 de niños, niñas y adolescentes que presentan discapacidad visual-auditiva y que además no tuvieron comunicación con sus maestros durante la pandemia, no pudieron comprender un texto de tercero de primaria. Por lo que el apoyo de los maestros se vuelve fundamental”, subrayó Carranza.

El que los profesores no hayan tenido contacto permanente con sus estudiantes fue por sí sola una de las causas que más potencializó el atraso en el aprendizaje que los alumnos de primaria y secundaria experimentaron, pero la desigualdad el aprendizaje también se puede explicar desde los ingresos de cada familia y los espacios que se destinaron para que los niños, niñas y jóvenes tomaran sus clases a distancia.

Seis de cada 10 estudiantes con un ingreso mensual familiar de 5 mil 400 pesos no pudieron comprender un texto de tercero de primaria, mientras que los estudiantes en donde el ingreso familiar mensual de 51 mil pesos, solo 1 de 10 se equivocó.

“Muchos factores cuentan para la generación de estas nuevas brechas, pero en este caso sólo señalaremos dos: el espacio físico en casa para tomar las clases a distancia y el nivel escolar de los padres. Respecto al primer factor, las niñas que no tuvieron un espacio físico favorable en casa para tomar las clases a distancia, es decir, que las tuvieron que tomarlas en una zona común del hogar, como la sala, el comedor o la cocina, obtuvieron peores resultados que las que sí lo tuvieron”, precisaron.

Para la organización la emergencia educativa no ha terminado y la reapertura de escuelas marca el inicio de un reto mucho mayor: el restituir los derechos educativos de estudiantes indígenas y con discapacidad.

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El cargo Estudiantes indígenas y con discapacidad enfrentan rezago educativo superior al promedio tras la COVID-19 apareció primero en Animal Político.

 

 

 


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