Los apicultores de la comuna haitiana de Bonbon, en el sur del país, están creando un gran revuelo en torno a la miel en una zona que se está recuperando del terremoto de 2021.

 

Ilarion Celestin recibió el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y del Ministerio de Medio Ambiente de Haití en el marco de un proyecto contra la desertificación para modernizar su producción de miel.

Celestín habló con Noticias ONU antes del Día Mundial de las Abejas, que se celebra anualmente el 20 de mayo.

“Antes era un apicultor tradicional. Mis abejas producían miel en un tronco hueco, pero luego la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación me ayudó a pasar a una forma moderna de apicultura con formación técnica y proporcinándome todo el equipo, incluidas 18 colmenas, que necesitaba para ser un apicultor profesional.

Aprendimos a cuidar bien de las abejas y ahora están más sanas y producen más miel y la producción es más higiénica.

Me encanta la miel, tiene buen sabor, es rica en proteínas y también es medicinal. Mis abejas producen cuatro tipos diferentes de miel; mi favorita es la de las flores del árbol de Moringa, que es una miel blanca”.

Las abejas hacen el trabajo duro

No es un trabajo duro, reviso cada colmena dos veces al mes y cosecho la miel tres veces al año. Son las abejas las que hacen el trabajo duro.

Mi producción de miel ha aumentado de unos dos galones al año cuando cuidaba las abejas de forma tradicional, a unos 270 galones y, por supuesto, mi vida ha cambiado totalmente como resultado.

Puedo ganar mucho dinero. Un galón se vende por unos 50 dólares, así que es un buen negocio. La FAO nos dice que hay una gran demanda de miel y quizás en el futuro mi producto se exporte al extranjero. Ahora mismo, la vendo localmente y en la capital, Puerto Príncipe.

Ahora puedo permitirme enviar a mis hijos a la escuela, construir mi casa y comprar una vaca.

Cada vez hay más personas interesadas en convertirse en apicultores, especialmente desde el terremoto de agosto de 2021. La FAO me capacitó para enseñar a la población local y ellos vienen a mi granja para ver cómo dirijo mi negocio, así que estoy dirigiendo muchas sesiones de capacitación y me siento bien al compartir mis conocimientos y experiencia con los demás. Ahora hay unos 60 apicultores que producen en esta zona.

Estos nuevos apicultores se dan cuenta de que ni siquiera un terremoto puede interrumpir la producción de miel de las abejas, aunque algunos de los agricultores de mi asociación perdieron algunas abejas cuando sus colmenas se cayeron durante el terremoto de agosto del año pasado y, por supuesto, también existe el peligro de los desprendimientos. Pero, en general, es un buen trabajo para el futuro.

El reto del cambio climático

El principal reto al que nos enfrentamos es el cambio climático. Cuando tenemos sequía, las flores de los árboles no crecen bien y hay menos agua, por lo que las abejas tienen que viajar más lejos para recoger néctar y beber agua, lo que significa que producen menos miel.  Así que estoy empezando a plantar árboles y a asegurarme de que tienen suficiente agua. De esta manera, también estoy apoyando la recuperación de los bosques locales, lo que es bueno para mi comunidad, ya que hay menos erosión de los suelos que los agricultores utilizan para cultivar y hay una mayor biodiversidad.
Este es un buen trabajo y es muy sostenible y estoy muy orgulloso de mi miel”.

 

 

 

 

Boletín de prensa de la ONU


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