Tokio, 5 sep (EFE).- Tocan “punk electromagnético” con viejos ventiladores y televisores convertidos en guitarras, bajos y percusión. Son los Electrónicos Fantásticos!, un colectivo artístico japonés que aspira a crear una tribu global de músicos con aparatos obsoletos.

Sobre el escenario hay ocho pantallas de rayos catódicos, dos de ellas con mástiles de guitarra incorporados, un aparato de aire acondicionado y un ventilador de pie, electrodomésticos que nadie esperaría encontrar ante los micrófonos en una sala de conciertos.

De tan estrambóticos instrumentos salen sonidos propios del techno o del rock a manos de Electrónicos Fantásticos!, quienes se atreven incluso a compartir show con un combinado de “Gagaku” o música tradicional nipona de la corte imperial, durante un reciente concierto en la sala tokiota Kanda Myoujin Hall.

LABORATORIO-ORQUESTA

“Las guitarras o pianos que conocemos hoy comenzaron siendo algo completamente distinto. Alguien puso una cuerda de un modo determinado, la comenzó a tocar y descubrió que cambia el tono según la tensión y otros factores”, dice en una entrevista a Efe Ei Wada, líder del colectivo.

Wada (Tokio, 1987) se aficionó a manipular aparatos con fines musicales -su primer proyecto artístico fue con casetes o cintas magnéticas-, hasta que se dio cuenta de que “cualquier aparato, siempre que sea capaz de recibir ondas electromagnéticas, se puede convertir en un instrumento”.

Comenzó a formar poco a poco una orquesta con la ayuda de conocidos que le aportaban antiguos electrodomésticos que ya no usaban. También empezaron a sumarse músicos profesionales y aficionados, ingenieros o diseñadores, y sus modestos experimentos caseros desembocaron en “una comunidad”.

Así surgió en 2015 el grupo Electrónicos Fantásticos!, en el distrito tokiota de Sumida.

“Al principio tuvimos que buscar una forma de tocar, ya que no existía, y trabajamos paso a paso en convertir los aparatos en instrumentos y en componer nuestra propia música”, relata Wada.

Entre 70 y 80 personas pertenecen al colectivo hoy día, que además de Tokio cuenta con bases de actividades en las otras ciudades niponas de Kioto, Hitachi y Nagoya, y organiza talleres en línea dirigidos a otros países en idiomas como el inglés y el castellano y en el marco de su proyecto “laboratorio-orquesta global”.

En estos encuentros virtuales o en persona los participantes intercambian ideas y aportan conocimientos de áreas musicales o técnicas, aprenden a construir sus propios instrumentos y realizan sesiones de improvisación musical.

Entre los participantes hay desde estudiantes de primaria hasta personas mayores de 70 años, explica Wada, quien define el proyecto como una “aventura” o una “búsqueda para crear música étnica con sonidos electromagnéticos, como si fuéramos una tribu”.

DE LA BASURA AL ESCENARIO

El artista decidió bautizar al grupo con un nombre en español porque le sonaba mejor que en japonés, al evocar un “tono positivo” y “acrobático” o circense para referirse a “unos electrodomésticos que iban a terminar en la basura, pero que inician una nueva vida como instrumentos musicales”.

Los viejos aparatos son “hackeados” con circuitos, escáneres, fotorreceptores o moduladores, lo que permite por ejemplo controlar las frecuencias emitidas por tubos de rayos catódicos o la velocidad de giro de las aspas de un ventilador, y convertir esas señales en sonido con la ayuda de pedales y amplificadores.

Entre los electrodomésticos transformados en instrumentos musicales por este colectivo hay también lámparas de mesa, aspiradores, ventiladores de PC, videocámaras y radio transistores.

Wada rechaza la etiqueta de “ciberpunk” (subgénero de la ciencia ficción con tono distópico y vinculado a la era digital), y afirma que el estilo del colectivo es “más bien punk electromagnético”, ya que sus instrumentos “vienen de una época en la que proliferaron las tecnologías electromagnéticas”, a las que define como “la raíz de su delirio”.

Se trata de aparatos fabricados hasta los años 90 por marcas niponas como Toshiba, Sony o Panasonic, protagonistas del rápido crecimiento económico del Japón de posguerra y que convirtieron al país en el referente mundial de la electrónica de consumo, hasta que progresivamente fueron desbancadas por la tecnología digital y la irrupción de competidores asiáticos.

En el colectivo hay de hecho ingenieros que trabajan durante el día en empresas niponas para diseñar nuevos aparatos para el hogar, y durante la noche “convierten viejos aparatos en monstruos”, bromea Wada.

Electrónicos Fantásticos! tocaron el pasado agosto en el Fuji Rock, uno de los mayores festivales musicales nipones, y son habituales del Festival Ars Electronica de Linz (Austria), una de las principales citas europeas de vanguardia.

Wada aspira a que el grupo actué algún día en el Festival Internacional de Música Avanzada Sónar, en Barcelona, y entre otros proyectos tiene en mente montar un desfile musical callejero con sus instrumentos, que haría que los aparatos obsoletos “reaparezcan repentinamente en un espacio de la vida cotidiana”.

Antonio Hermosín Gandul

 

 

 


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