París, 20 sep (EFE).- Cumplir con los objetivos de limitar el cambio climático que se ha fijado la comunidad internacional exige, entre otras cosas, cuadruplicar el ritmo anual de incremento en el despliegue de la electricidad de origen solar y eólica para 2030.

Esta es una de las 25 recomendaciones incluidas en el primer informe oficial de evaluación encargado por los 45 países que se comprometieron en la COP26 de Glasgow (R.Unido) en 2021 a que las tecnologías limpias sean a comienzos de la próxima década la opción más abordable, accesible y atractiva en los principales sectores emisores de dióxido de carbono (CO2).

En la pasada década, la capacidad de generación eléctrica de renovables aumentó un 130 %, mientras que las fuentes no renovables subieron un 24 %.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE), la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) y los Campeones de Alto Nivel de la ONU para el Cambio Climático, que son los autores del informe, consideran que de aquí a 2030 el mundo necesita incorporar 630 gigavatios adicionales de energía solar y 30 gigavatios de eólica.

AUMENTO DEL 8 % DE LAS RENOVABLES EN 2022

Según sus cálculos, las capacidades de renovables van a subir un 8 % este año hasta 300 gigavatios, lo que en total equivale a lo necesario para el aprovisionamiento de unos 225 millones de hogares.

Otra de las principales recomendaciones dirigidas a los líderes que participan en el Foro Global de Acción para la Energía Limpia que se celebrará en la ciudad estadounidense de Pittsburgh este miércoles y jueves es fijar unas fechas límites para la comercialización de vehículos nuevos que emiten CO2.

En concreto, su propuesta consiste en no permitir la venta de coches y furgonetas nuevos con motores térmicos a partir de 2035 (cuando ya está previsto que se imponga esa obligación en la Unión Europea) y obligar también a que a partir de 2040 solo salgan al mercado camiones de cero emisiones.

El pasado año se vendieron un récord de 6,6 millones de vehículos eléctricos en el mundo, el doble que en 2020. Representaron en torno al 9 % del total en el mundo.

UNA CUOTA DE ELÉCTRICOS DEL 60 % EN 2030

Para respetar los objetivos internacionales de un calentamiento global limitado a 1,5 grados centígrados, habría que subir esa cuota de mercado al 60 % en 2030, lo que precisaría multiplicar por 10 las infraestructuras de recarga para vehículos eléctricos.

La producción del llamado hidrógeno verde (generado con fuentes renovables) y de hidrógeno con bajas emisiones de CO2 tendría que subir de menos de 1 millón de toneladas en 2020 a unos 150 millones en 2030.

En la industria siderúrgica, la prioridad sería pasar de 1 millón de toneladas de acero con bajas emisiones de carbono anuales actualmente a unos 100 millones de toneladas a comienzos de la próxima década. Eso implicaría una reducción del 30 % en la intensidad de las emisiones.

Los autores del estudio también fijan una serie de metas para el sector agrícola, que supone alrededor del 20 % de las emisiones globales causantes del calentamiento climático.

En ese caso, se trataría de aumentar los rendimientos y al mismo tiempo detener la expansión de las tierras de cultivo y de pastoreo para atajar la deforestación.

El director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, insistió en que “solo acelerando la transición a energías limpias sostenibles podemos conseguir la seguridad energética”, en un momento en que el mundo está viviendo “la primera crisis energética verdaderamente global”.

COOPERACIÓN INTERNACIONAL PARA LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA

Birol subrayó la importancia de la cooperación internacional que permitirá que esa transición sea “más rápida, más barata y más fácil para todo el mundo”.

“Sin esa colaboración -avisó-, la transición a cero emisiones netas, será mucho más complicada y podría retrasarse décadas”.

Según los organismos implicados en este estudio, la cooperación internacional puede contribuir a que los costes de algunas tecnologías limpias disminuyan en un 18 % para 2030.

Además, la transición energética para alinearse con el objetivo de un calentamiento global limitado a 1,5 grados centígrados permitiría crear cerca de 85 millones de nuevos empleos en ese horizonte desde 2019, que compensarían los 12 millones de puestos de trabajo que desaparecerían por ese mismo proceso.

 

 

 


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