Teherán, 8 feb (EFE).- La iraní Mana no se cubre el cabello con un velo desde la muerte en septiembre de Mahsa Amini. Ha recibido insultos de la Policía y le han tirado restos de comida por caminar por Teherán sin el hijab. Pero no ha sido detenida ni obligada a taparse. ¿Hasta cuándo?.

Las melenas al aire se han convertido en una imagen común en algunas partes del país persa, en particular en Teherán y en las universidades, desde la muerte de Amini bajo custodia policial tras ser detenida precisamente por no llevar bien puesto el velo.

La muerte de Amini desató las mayores protestas en décadas contra la República Islámica, protagonizadas por jóvenes al grito de “mujer, vida libertad”, que casi han desaparecido tras una represión que ha causado casi 500 muertos y en las que han sido ahorcados cuatro manifestantes.

Pero muchas mujeres siguen sin usar el velo, obligatorio en Irán desde 1983, poco después de la revolución liderada por el ayatolá Ruholá Jomeiní en 1979, quien definió la prenda como la “bandera de la revolución” y sin la cual las mujeres estaban “desnudas”.

DUDAS SOBRE EL VELO

La gran duda ahora es si el líder supremo de Irán, Ali Jameneí, y el presidente iraní, Ebrahim Raisí, permitirán que las mujeres sigan sin cubrirse con el velo, esa “bandera de la revolución”.

“Creo que nos van a obligar a usar el velo de nuevo”, dice a EFE Mana, vecina de Teherán de 40 años, con un “piercing” en una ceja y llamativos pendientes estilo punk.

Abandonó totalmente el uso del velo tras la muerte de Amini, ni siquiera lleva uno en el bolso o alrededor del cuello y en las últimas semanas está pagando por ello.

“La Policía me llama perra por caminar por la calle sin el velo”, cuenta. También le dicen “lesbiana” y “chico” probablemente por su cabello relativamente corto y hasta le han arrojado restos de comida.

“Los agentes me han tirado restos de manzanas y cosas así al pasar junto a ellos”, dice. Esto le ha ocurrido varias veces en la céntrica plaza de Valiasr de Teherán, donde hay apostados efectivos antidisturbios.

También ha rechazado puestos de trabajo porque le exigían el uso del velo, para evitar problemas con las autoridades.

A pesar de todo, se niega a usar el velo.

“Voy seguir sin velo hasta que no tenga más remedio que ponérmelo”, asegura esta mujer que se declara “cansada” de unas leyes que considera “inaceptables”.

Pero cree que de una manera u de otra la obligarán, junto con las demás iraníes, a taparse de nuevo con velo.

“He escuchado que van a usar nuevas tecnologías para detectar a las mujeres que no usamos velo”, dice.

NUEVAS TECNOLOGÍAS

Mana hace referencia al anuncio de diciembre del supuesto fin de la Policía de la moral, que será sustituida por “nuevas tecnologías” y “métodos más modernos”, según informaron entonces las autoridades.

Se ha especulado con el posible uso de cámaras y técnicas de reconocimiento facial para multar e incluso bloquear las cuentas bancarias de las mujeres que no usen el velo, pero aún no se ha aclarado la cuestión.

De hecho los mensajes institucionales son contradictorios. Jameneí recordó a principios de enero que el velo es obligatorio, pero llamó a “no acusar de irreligiosas y contrarrevolucionarias” a las mujeres que no lo usan.

Pero días después la Fiscalía General del país pidió a la Policía “castigar con firmeza” las violaciones en el uso del hijab y recordó que las penas por este “delito” oscilan entre los 10 días y los dos meses de cárcel.

Y añadió que también se puede castigar con otras medidas como “el exilio, la prohibición de trabajar o abandonar el país o la obligación de realizar servicios públicos”, entre otros.

Así las cosas, reina cierta incertidumbre y sobre todo una tensa calma en el país, a la espera de cómo evoluciona la situación.

Otra vecina de Teherán cree que el Gobierno está esperando a que se calmen las aguas para volver a imponer el velo.

“Si usan ahora la fuerza para que las mujeres usen el velo podrían revitalizar las protestas”, afirma.

Pero no duda de que tarde o temprano sucederá de una forma o de otra.

“No van a permitir que dejemos de usar el velo, es uno de sus símbolos”, afirma.

Jaime León

 

 

 

 


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